La misteriosa muerte de Isadora Duncan

Angela Isadora Duncan (San Francisco, 27 de mayo de 1877 – Niza, 14 de septiembre de 1927), fue pues una bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna.
Las trágicas circunstancias que rodean la muerte de Isadora Duncan han contribuido sobremanera a la consolidación del mito, y están envueltas en cierto misterio que la historia no ha conseguido despejar por completo.
Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil acaecido en Niza (Francia), la noche del 14 de septiembre del año 1927, a la edad de 50 años.
Murió estrangulada por la larga chalina que llevaba alrededor de su cuello, cuando esta se enredó pues en la llanta del automóvil en que viajaba y este accidente dio lugar al comentario mordaz de Gertrude Stein: «La afectación puede ser peligrosa».
Duncan viajaba en el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar propiedad de un joven y mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado «Bugatti».
Antes de subir al vehículo, Isadora profirió unas palabras pretendidamente recordadas por su amiga Maria Desti y de algunos compañeros: «Adieu, mes amis. Je vais à la gloire!» (¡«Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!»).
Sin embargo, según los diarios del novelista estadounidense Glenway Wescott, que estaba en Niza en ese entonces y visitó el cuerpo de Duncan en el depósito de cadáveres (sus diarios están en la colección de la biblioteca Beineke, en la Universidad de Yale), Desti admitió haber mentido sobre las últimas palabras de la bailarina, y confesó a Wescott que estas habían sido: «Je vais à l’amour» («Me voy al amor»).
Al parecer, Desti consideró estas palabras poco apropiadas como un último testimonio histórico de su ilustre amiga, ya que indicaban que Isadora y Benoît partían hacia uno de sus encuentros románticos.
Cualesquiera que fuesen sus palabras, cuando Falchetto puso en marcha el vehículo, la delicada chalina de Duncan, se enredó entre la llanta de radios y el eje trasero del coche provocando la muerte por estrangulamiento de Isadora.
En el obituario publicado en el diario New York Times el 15 de septiembre de 1927 podía leerse lo siguiente:
El automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehículo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por los gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató que Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea.
Isadora Duncan fue incinerada, y sus cenizas fueron colocadas en el columbario del Cementerio del Père-Lachaise (en París y en el Panteón de San Fernando, en Ciudad de México, hay un nicho de homenaje a su nombre.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Isadora_Duncan