Los famosos huevos de Fabergé

Un huevo de Fabergé es uno de los sesenta y nueve huevos de Pascua creados por Carl Fabergé y sus artesanos de la firma Casa Fabergé para los zares de Rusia e incluso para algunos miembros de la nobleza y la burguesía industrial y financiera, entre los años 1885 y 1917 pues son considerados como unas obras maestras de la orfebrería.
Los huevos imperiales de Fabergé, comenzaron a fabricarse en 1885 cuando el zar Alejandro III encargó un huevo de Pascua para su esposa, la emperatriz María Fiódorovna.
El huevo recordaba a la patria de la emperatriz; Dinamarca, ya que el joyero se había inspirado así en un huevo de pascua que se encontraba en las colecciones reales danesas y tanto agradó a la zarina que el zar ordenó que Peter Carl Gustávovich Fabergé fabricara un huevo de Pascua cada año para la zarina, con la condición que el huevo fuese único y que encerrase una sorpresa.
También en 1885 Fabergé fue nombrado proveedor oficial de la corte imperial rusa, o sea, el joyero y su equipo de orfebres y artesanos, entre ellos el ruso Michael Perkhin y los finlandeses Henrik Wigström y Erik August Kollin, diseñaron y confeccionaron huevos de Pascua durante once años más para Alejandro III de Rusia hasta que este falleció, continuando su hijo y sucesor Nicolás II con la tradición.
Estos proyectos se convirtieron en prioridad absoluta de la compañía y fueron planeados y trabajados con un año o más de antelación y la sorpresa que contenía el huevo se mantenía siempre en secreto.
Para el diseño de los huevos imperiales Fabergé se inspiró en distintos estilos artísticos europeos, como el Barroco, el Rococó, el Neoclásico o el Modernista, así como en obras de arte que contempló durante sus estancias y viajes por Europa.
Había huevos creados para conmemorar acontecimientos tales como la coronación del zar Nicolás II, la terminación del ferrocarril Transiberiano, así como para celebrar aniversarios importantes. Otros huevos guardaban en su interior el yate imperial Standart, la catedral de Uspensky, el palacio de Gátchina o el palacio Alejandro, por citar unos ejemplos.
De los 69 huevos que hizo en total la Casa Fabergé para los zares, la aristocracia y la élite industrial y la financiera, se conservan 61 pues se conocen cincuenta y dos huevos imperiales, cuarenta y cuatro de los cuales se han localizado hoy.
Entre ellos los dos últimos de 1917 nunca fueron entregados ni terminados a causa de la Revolución rusa, destacando el huevo de la constelación del Zarévich.
Los restantes 8 huevos imperiales se consideran perdidos o desaparecidos y son los siguientes:
Primer huevo imperial:

Fue ordenador al joyero Carl Fabergé por el zar Alejandro III para su esposa en 1885 y es conocido como el Huevo de Gallina, esta hecho de oro y tiene un esmalte exterior blanco para darle al huevo la apariencia de uno normal.
Cuando se ‘abre’ hay una yema de oro que deja ver una gallina de oro sentada en un nido de paja, que es también de oro. La gallina tenía hasta las plumas de la cola de oro, y se abrían nuevamente para descubrir una réplica de oro de la corona Imperial de la que colgaba un rubí que Marie Feodorovna podía usar pues en una cadena de oro que venía con el huevo.
Segundo huevo imperial:

Es uno de los más desconocidos que contiene una gallina con pendiente de zafiro y que fue fabricado por Fabergé fabricó en 1886 pero luego la joya desapareció en 1922.
Tercer huevo imperial:

Creado en 1887, Fabergé hizo un huevo de oro no mucho más grande que un huevo de gallina donde aparecía sentada en un pedestal de oro con tres pies de patas de león.
El huevo desapareció tras la revolución francesa hasta que llegó a parar a manos de un chatarrero de los Estados Unidos en el año 2014 que lo quería fundir pero finalmente se lo quedó al saber que podía ser un huevo histórico y valer 20 millones de libras esterlinas.
Si presionabas sobre un diamante que había en la parte delantera del huevo, la parte superior dejaba ver un reloj de damas con las manos de oro. El reloj se había retirado de la caja y montado sobre una bisagra para que pudiera girar en posición vertical, lo que permitía que el huevo pudiera así ser utilizado como un reloj de mesa.
Cuarto huevo imperial:

Llamado también como el huevo con querubín y carruaje fue un regalo a Marie Feodorovna en 1888 y es una especie de Cupido que tira de un huevo grande en un carro de dos ruedas que se asemeja así a una carretilla y la última vez que se vio fue en 1922.
Quinto huevo imperial o huevo del neceser:

Fue un regalo de Alejandro III a Marie Feodorovna en 1889 y se trata de otro de los pequeños huevos de Fabergé con diamantes incrustados de 13 pulgadas. En 1952 una casa de subastas lo vendió por 1.200 libras a un anónimo y nadie se dio cuenta de que era uno de los huevos rusos imperiales.
Sexto huevo imperial o huevo malva:

Fue un regalo del zar Nicolás II a Marie Feodorovna en 1897 y se describe como un “huevo de esmalte de color púrpura” con tres miniaturas que son la sorpresa dentro del huevo.
El huevo está desaparecido desde 1917 y en 1978 se compró un pequeño marco en forma de corazón en el que se abre en un trébol de tres hojas con los retratos del zar, su esposa y su hija, y se cree que podría ser ese.
Séptimo huevo imperial o huevo de nefrita:

Fue un regalo del zar Nicolás II, a Marie Feodorovna en 1902 que es descrito como un “huevo en el estilo del Imperio”, de nefrita con oro, dos diamantes y una miniatura, un retrato del Zar como sorpresa. La última vez que se vio fue en 1917, cuando el huevo fue enviado de San Petersburgo a Moscú debido a la amenaza de avance de las tropas alemanas y poco después desapareció.
Octavo huevo imperial o Huevo del jubileo danés:

Fue un regalo del hijo del zar, Nicolás II, a Marie Feodorovna en 1903 y sólo ha sobrevivido una fotografía en los archivos Fabergé, o sea, se trata de un huevo azul y blanco sentado en su pedestal resulta que es uno más grandes de Fabergé.
La sorpresa es un cuadro de doble cara, con un retrato del padre de Marie Feodorovna, el rey Christian IX de Dinamarca, por un lado, y su madre, la reina Louise, por el otro.
La última vez que fue visto fue en 1903 en Copenhague, donde Marie Feodorovna había ido a celebrar la Pascua y el 40 aniversario de su padre como rey pues Nicolás II se lo envió por correo y su destino sigue un misterio.
Fuente: https://as.com/actualidad/el-misterio-de-los-huevos-de-faberge-las-siete-joyas-imperiales-que-siguen-perdidas-n/