El curioso origen del juego de las canicas

Se clasifica como juego de lanzamiento de precisión pues la primera prueba de la existencia de canicas se halló en Egipto, cerca del río Nilo, donde se descubrieron bolitas dentro de la tumba de un niño.
También en Oriente Próximo se han hallado unas bolitas hechas con huesos de animales con un carácter adivinatorio y los expertos han indicado que las canicas pasaron de ser un objeto funerario o religioso, a ser un juguete.
Asimismo, se sabe que las civilizaciones griegas y romanas ya practicaban juegos con canicas elaboradas con diferentes materiales: desde huesos frutales, a piedras semipreciosas y vidrio transparente.
El origen de la palabra canica proviene del germano knicher (bola con la juegan los niños). En Sudamérica se conocen como bolitas, en el Altiplano mexicano como cuirias o cuicas y en Nayarit las llaman pichas, o sea, que cada país y cada región les da un nombre diferente.
En México, en el mural de Tepantitla, en Teotihuacan, se aprecia un grupo humano jugando con bolitas; sin embargo, en Latinoamérica el juego como tal es de origen español.
En los romances de Delgadina, siglos XVII y XVIII se cantaba: “A los tres días de encerrada/se asomó en otra ventana/ adonde estaba su hermano/ bolitas de oro jugaba”.
Dentro del juego de las canicas existen así 6 tipos : los tréboles, las ágatas, los diablitos, los pericos y los tiritos. Las primeras son pequeñas, de vidrio de un solo color, los tréboles tienen así en su interior cuatro pinceladas de uno o más colores. Las ágatas destacan por su valor y belleza, pues se distinguen así por las líneas de colores tenues dentro de la esfera transparente. El diablito es buscada, pues hay pocas de color rojo. De ahí se encuentran pericos, unas canicas blancas con líneas onduladas que se asemejan al plumaje de las aves. Las tiritas (opacas o monocromáticas) pueden ser de vidrio más sólido.
Existen varias formas de juego:
El hoyito, la rueda y el cocol o rombo son las principales variantes del juego de canicas. En el primero se traza una línea de salida y a los tres o cinco metros de distancia se hace el hoyito, se designa el orden de los jugadores (puede ser uno o en pareja) y se tira la canica contra la de un contrario (lo mata) hasta así meter la propia al hoyito.
La rueda o círculo se jugaba colocando varias canicas dentro de una circunferencia, o bien todas en el centro. El objetivo era sacar las canicas de los contrincantes desde la línea de salida, estas canicas pasaban a ser propiedad del ganador que era quien mantenía su tiro sin que quedara dentro del círculo.
El cocol o rombo era marcado en el piso por el niño más apto para hacerlo. Las canicas se ponían en el perímetro de la figura y el tiro se hacía desde la raya; no se podían entonces sacar las canicas de los otros jugadores de un solo tiro, sino de tres. Las jugadas están explicadas a grandes rasgos, aunque todas ellas tienen diversos grados de dificultad y los jugadores usan un lenguaje específico durante el juego.
Además, existen otras modalidades de jugar a las canicas como son el óvalo, el cuadrado, la tortuga, el banqueteado, etc.
En definitiva, hablar de la historia de las canicas es como realizar un trabajo de rescate de la tradición oral de las canicas, un juego cuya influencia cultural fue determinante como medio de identidad social y aún se conserva en la memoria de las generaciones de los años treinta, cuarenta, cincuenta y hasta sesenta.
Fuente: http://www.venamimundo.com/DeAquiyAlla/Canicas.html