La leyenda de la niña del panteón

Los cementerios suelen causar desasosiego en las personas que los visitan. Quedarse solo entre las silenciosas tumbas parece alterar nuestros sentidos de manera que cualquier fenómeno cotidiano busca y necesita una explicación que, de no ser evidente, nos remite a fenómenos parapsicológicos.
Si unimos esto al hecho de que en muchas culturas el cementerio se considera un lugar liminal, es decir el umbral entre el mundo de los vivos y los muertos, es natural que surjan leyendas e historias sobre posibles fantasmas o espíritus.
La leyenda de la niña del panteón no tiene una única versión pues como muchas leyendas ha sido adaptada a fenómenos parecidos que se han reportado en los cementerios de diversos lugares.
Respecto a esta leyenda destacan tres principalmente:
La leyenda de la niña del panteón de Guadalajara (México)
Se dice que todo empezó en los años 30, cuando una familia acaudalada, fue al entierro de un familiar, y llevando a la niña de no mas de 7 años de edad, y contra los consejos de muchos amigos y familiares, la llevaron, para que supieran que la muerte era parte de la vida.
Así entre llantos y lamentos por la perdida de la persona, se fueron retirando las personas, hasta que la familia llego a su hogar, en ningún momento se dieron cuenta, que algo les faltaba, y no era otra cosa que la pequeña Irene, que se había quedado en el panteón.
Como llegaron se fueron al panteón a buscarla, pero nunca dieron con ella, tenían la esperanza de que se hubiera ido con algún pariente o que algún buen samaritano, la hubiera encontrado y llevado a las autoridades, lo que nunca paso.
Así pasaron los días, las semanas y los meses, hasta que dieron por perdida a la pequeña, lo que nunca supieron, hasta después de unos años, es que la niña, se había tropezado, cuando estaban bajando el ataúd del difunto que habían ido a enterrar, muriendo en el acto, por un golpe en la cabeza.
Solo se dieron cuenta, cuando fueron a enterrar al cónyuge de la persona, y al juntar los restos salieron los de la niña, que había muerto por la caída.
Desde ese día, en esa tumba, se aparece una niña, que con todos quiere jugar, si le dejas juguetes, estos a los días desaparecen, y saben las personas que se trata del espíritu de Irene que aun no encuentra descanso su alma.
La leyenda de la niña del panteón de Monterrey
En este caso se trataba de una familia compuesta por el padre, la madre y dos hijas que vendían flores en las proximidades del cementerio.
Un día de regreso a casa faltaba una de las niñas y la madre regresó al camposanto a buscarla, interrogada sobre qué estaba haciendo sola en ese lugar explicó que estaba jugando con otra niña en el interior de un panteón.
La madre no dio crédito ya que el panteón en cuestión llevaba años cerrado y abandonado. En casa, se dio cuenta de que le faltaba su muñeca favorita y el padre, por no oírla llorar la fue a buscar al cementerio, encontrándola cerca del mencionado panteón.
De vuelta al hogar, al ir a entregarle la muñeca, la familia se dio cuenta de que la niña, que pensaban que se había quedado dormida, estaba muerta. Desconsolados, le dieron sepultura y desde entonces en ocasiones se oyen las risas de dos niñas que juegan en el cementerio cerca del abandonado panteón.
La leyenda de la niña del panteón de Orizaba
En 1908, el panteón de Veracruz, en México, le dio la bienvenida a los restos de una niña de 2 años, Ana María. La pequeña y sus padres viajaron a Orizaba, Veracruz, a una fiesta familiar. En un descuido, la niña se quedó sola y una vela cayó sobre su vestido, provocando que se quemara hasta perder la vida.
Destrozados los padres e imposibilitados de trasladar el cuerpo a la Ciudad de México, decidieron enterrarla en Veracruz, pero no sin antes mandar a hacer una estatua de la niña junto con un ángel guardián, para que acompañara y protegiera a Anita por la eternidad.
Desde que Anita reposa en aquel cementerio, su historia se ha convertido en una de las leyendas más famosas de esta localidad. Se dice que por la noche, los ojos de la estatua de Anita cobran vida y te siguen a donde vayás.
Los veladores aseguran que se puede ver el fantasma de la niña vagando por las tumbas, buscando a sus padres y a veces hasta un ángel tras de ella. Además, es común observar que las flores de otras tumbas desaparecen para luego aparecer en la tumba de esta niña y siempre parecen estar frescas.
Dice la leyenda que Anita puede conceder deseos a los niños. Si ella cumple alguno, el niño tiene que regresar a su tumba para agradecerle con algún juguete.
Fuente: https://supercurioso.com/