La leyenda del Padre sin cabeza
Cuentan los abuelos la leyenda del Padre sin cabeza, que se les aparece a los hombres y mujeres que trasnochaban, debajo del antiguo árbol de chabacano que estaba en la esquina derecha del segundo jardín del atrio en el pueblo de Coatlinchan, formado por campesinos sencillos, gente de campo, trabajadora y muy religiosa.
Eran aquellos tiempos de obscuridad completa donde a partir de las 6 o 7 de la noche, cuando la gente se recogia temprano, pues al no haber luz eléctrica, se terminaban pronto las labores fuera de casa. Pero había hombres osados que retaban esas horas de obscuridad.
El templo era un sitio temido, a pesar de ser la casa de Dios, por las noches se escuchan ruidos extraños, se veían sombras vagar por el claustro. Siendo un edificio antiquísimo, ya de noche se sentía un ambiente diferente y tenebroso. Decía el rumor popular que asustaban a los padrecitos que llegaban, y gente que se quedaba por las noches en esos espacios, muchas historias de aparecidos circulaban de boca en boca.
Fue uno de esos días, en que el Sacerdote en turno salió al patio azotea que hay antes de la escalera de caracol, para subir al campanario, para refrescarse con el viento que corría de norte a sur, pues eran de esas noches calurosas en que uno necesita refrescarse, mala suerte del sacerdote. Al salir a la terraza, notó una enorme calma sobre el jardín, se escuchó el canto de un tecolote a lo lejos, cerró los ojos al sentir una brisa que acariciaba y refrescaba su rostro. De pronto los abrió al escuchar un pequeño quejido… inmediatamente enfocó la vista, para ver a través de la oscuridad de donde venia ese sonido lastimero… sintió escapársele el alma del cuerpo, pues alcanzó a notar un monje debajo del árbol de chabacano, que al mirarlo bien, se dio cuenta que no tenia cabeza y en ese momento lanzaba otro quejido… ahhhh corrió al interior de su cuarto pues el sentimiento de terror lo había embargado al ver un alma en pena de algún franciscano que trataba de comunicarse con el… ¿Que habrá querido decirme? esa era la pregunta que se hacia el pobre sacerdote.
Pronto cundió la noticia del aparecido “El padre sin Cabeza”. Los curiosos llegaban a adquirir detalles del suceso y se tejían los más variados y fantásticos comentarios. La gente de avanzada edad, definía el asunto como: “Acechanzas del demonio”. “Algún mandato celestial que no cumplió en vida”. decían otros. Otros más decían “Algún pecado mortal hizo en vida, y ahora Dios no lo deja descansar”, “Hay que hacerle algunas misas para que su alma descanse en paz” decían otros.
Fuente: https://koatlinchan.jimdo.com/