Alice Guy, la pionera del cine que nunca salió a a luz

Rodó casi mil películas en 24 años, entre ellas el primer cortometraje de ficción trabajando en la primera productora francesa, Gaumont, y fundó la primera americana, Solax.
Sin embargo casi nadie conoce su nombre pues se llamaba Alice Guy y quizá si hubiese sido un hombre tendría hoy un lugar de honor en el Olimpo de los dioses cinematográficos.
Alice Guy era muy joven cuando empezó a trabajar como asistente de oficina de una compañía fotográfica del llamado ingeniero francés Léon Gaumont y el día que asistió con su jefe a ver el “experimento” de los hermanos Lumière donde mostraban por primera vez ante el gran público la salida de los trabajadores de su fábrica, ella vio algo más.
No vio solo el movimiento entrecortado, la falta de sonido, la fotografía hecha dinamismo sino que se percató con ello de la potencialidad de todo un mundo de entretenimiento, o sea, la posibilidad de contar historias. En aquella pantalla, Alice Guy, vio el futuro.
Pidió a su jefe que le dejara experimentar con las cámaras y él se lo permitió siempre que no fuera tiempo de trabajo y a los 24 años había rodado ya su primera película, La fée aux choux, una fantasía animada con niños naciendo sobre coliflores, que está considerada la primera película de ficción de la historia.
Para entonces su jefe ya la había puesto al frente de la división creativa de los estudios Gaumont, que sería la primera productora cinematográfica de la Historia, fundada.
Al entusiasmo de Alice y su convencimiento de que la gente pagaría por ver cosas que no podían ver por sí mismos se debe quizá ese delicado binomio entre el arte y la industria que es el cine.
Alice se lanzó a la carretera, cámara en mano filmando bailarinas de flamenco, experimentó con el color, y sincronizó por primera vez el sonido sobre imágenes de los cantantes más populares del momento haciendo playback, además de, sin saberlo, el videoclip musical.
Alternó distintos géneros, o sea, se atrevió con historias valientes y rodó escenas bíblicas con más de 300 extras pues era inteligente, viajada y criada entre Francia, Chile, Suiza e Inglaterra se dió cuenta de que ese filón que ella veía en el cine solo tenía un escenario donde desarrollarse: Estados Unidos y allí aterrizó.
Tras su boda con Herbert Blaché, también empleado de Gaumont, se vio obligada a dejar su puesto como “secretaria” y fue entonces cuando decidió empezar su propia aventura.
En el año 1910 y en Estados Unidos, el matrimonio Blaché fundó Solax que sería la productora que lideraría la industria del cine durante varios años. Pero tras el traslado masivo de la industria a Hollywood y el abandono de su marido, fue cuando Alice Guy decidió vender la compañía y regresar a Francia.
Cuando regresó a Fracia era el año 1922 pues tenía 49 años y había rodado unas 1000 películas de entre 1 hora y 30 minutos de duración y tras ello jamás volvería a hacerlo.
Años más tarde, Alice Guy volvería a Estados Unidos para reclamar la autoría de su obra resultando en vano. Pasó el resto de su vida preocupada por el legado que había dejado y luchando por su reconocimiento, trabajando pues con críticos, historiadores y biógrafos.
Su último contacto con aquella industria que ella había profetizado fue en 1957, cuando la cinemateca francesa realizó en su nombre un homenaje pero entonces ningún medio acudió a cubrir el evento.
Alice murió en el año 1968 en una residencia de ancianos a los 94 años y Solax que fue la compañía que ella fundó, así quiere ahora reconocer la importancia que tuvo Alice Guy no solo en su historia, sino en la historia del cine con letras mayúsculas. Quizá a raíz de ese gesto, varias enciclopedias han empezado a incluirla en su Historia del Cine y algunos autores hayan empezado a investigar su figura en los últimos años.
Fuente: https://focusonwomen.es/alice-guy-la-pionera-del-cine-nunca-salio-luz/