LA LEYENDA DEL PIANO ENCANTADO
En la calle Pascual, actualmente llamada calle República Dominicana, del mencionado barrio vivía una mujer llamada Laura junto a sus dos hijas, Flora y Angelita. Pues bien, Angelita tenia una pasión enorme por la música y su madre, para fomentar esta agradable devoción le regalo un piano que aprendió en relativo poco tiempo y era toda un éxtasis oírla tocar todas las tardes, al menos 3 o 4 horas, todo el barrio de la Viña se maravillaba que una niña tocara tan bien ese instrumento y su música solía salir de la ventana de su casa y era conocida como la virtuosa hija de Laura.
Sin embargo, la epidemia de tuberculosis entre los años 1924 y 1925 que afectó a 4 de cada 10 habitantes no tuvo piedad con la niña que se contagió gravemente provocando que dejara de tocar y su alegre música de piano se dejó de escuchar en todo el barrio, a los pocos días, la niña falleció en poco tiempo ya que sus pulmones estaban encharcados por la enfermedad.
La familia y, prácticamente todos los vecinos de la Viña, echaron mucho de menos a la niña pero tenían que salir adelante pero era muy difícil, Flora pasaba largas jornadas llorando en la cama y la señora Laura paseaba por el barrio como un alma en pena y en pocas ocasiones podía reprimir las lagrimas.
Pero una medianoche, la paz y el silencio habitual del barrio fue interrumpido cuando la señora Laura primero y los vecinos después fueron despertados por un extraño ruido que provenía del salón de su casa. Efectivamente, el ruido llegaba del salón y inexplicablemente este sonido venía de las teclas polvorientas del piano, Laura encendió las luces y el piano de repente dejo de sonar así que, Laura decidió regresar a su habitación y se volvió a acostar pero ya no pudo conciliar el sueño ya que estaba aturdida por el fenómeno que había tenido hace un momento.
A la noche siguiente, el extraño fenómeno volvió a ocurrir y esta vez también Flora pudo escuchar el sonido que llegaba del piano, fueron las dos al salón y al encender la luz, esta vez el piano no dejó de sonar sino que las dos pudieron ver como las teclas del piano aparecían pulsadas como si alguien invisible las tocara.
Durante varias noches y en el mismo horario, a medianoche, estuvieron con esta misma situación, el piano empezaba a sonar fantasmalmente hasta que Laura decidió contarlo a una amiga en una tarde de tertulia, esta la aconsejó que consultara con una famosa pitonisa gaditana, la Ufrasia.
Esta pitonisa vivía en la plaza Cruz Verde y tanto la madre como la hija recibieron buenas referencia de la pitonisa así que fueron a visitarla y contarle el suceso. Después de un rato, la bruja les dijo que el fenómeno era casi seguro por su hija fallecida, que todavía tenia algo que hacer o contarles y que lo mejor era realizar una sesión de espiritismo.
Así que se organizo una sesión con varios objetos de la niña y en la habitación del piano para invocar el alma de la niña, Ufrasia y todos los presente empezaron a escuchar el sonido del piano y en un abrir y cerrar de ojos, la pitonisa cayó en trance y comenzó a hablar con una voz que no era la suya, era la voz de la niña fallecida, la cual explicó que seguía tocando porque pensaba que tanto a su madre como a su hermana les gustaría seguir escuchándola y porque quería seguir practicando.
Tanto la madre como la hermana le pidieron al espíritu que no lo volviera hacer, que les daba miedo y se fuera al cielo. La niña contesto afirmativamente y la pitonisa dejo el trance y dio por finalizada su sesión.
Pero, pasado unos días, el piano volvió a tocar y tanto Laura como Flora se olvidaron de la pitonisa y fueron a rezarle al cristo del Nazareno ya que el cura de la parroquia les dijo que solo con rezos y oraciones al santo padre podrían convencer a la niña de que se fuera al cielo. Entonces un día el piano dejo de tocar y el alma de Angélica pudo encontrar el camino al cielo y descansar en paz.
Fuente: https://ocultismocadiz3000.blogspot.com.es/