La carrera de las velas en Gubbio

Se dispone un recorrido por toda la ciudad hasta el cercano monte Ingino, donde se encuentra pues la basílica que encierra los restos de san Ubaldo y el pueblo entero vive la ceremonia con entusiasmo, tanto que hasta muchos encuentran ciertas semejanzas con el Palio de Siena.
Antorchas y velas encendidas son portadas por todos los vecinos, que se preparan durante todo el año para que la puesta en escena sea perfecta.
Igualmente también acompañan la representación tres enormes estructuras de madera, muy pesadas, que honran la memoria de san Ubaldo, el patrón del pueblo, san Jorge y san Antonio, que son patrones de los comerciantes y agricultores respectivamente.
Los cuatro kilómetros que cubre la peregrinación son cubiertos por devotos que rompen a llorar hasta el punto de que casi entran en fase de paroxismo mientras que las velas ‘corren’ a toda velocidad donde se debe respetar el orden de la procesión en una prueba de máxima habilidad y fuerza.
La carrera en sí misma obedece al siguiente protocolo: a las seis de la tarde el obispo otorga su bendición y comienza la ‘Luminaria’.
Los capitanes de la edición anterior dan la orden de salida y la multitud estalla en un grito compacto que dice: «Via ch’eccoli» y es entonces cuando se abre la marea de color pues a través de pequeñas callejuelas medievales.
Los ‘ceraioli’, mediante una exhibición de habilidad y experiencia proceden evitando caídas, aunque bien es cierto que en muchas ocasiones se producen accidentes de resbalones y choques con paredes y con ventanas.
El objetivo es que la vela siempre esté lo más vertical posible, que no haya adelantamientos y por tanto el que la procesión llegue en el mismo orden que partió con la máxima celeridad y compenetración.
Fuente: https://www.porconocer.com/italia/la-fiesta-de-los-ceri-en-gubbio.html