El caso Távora

El Proceso de los Távora fue un escándalo político portugués en el siglo XVIII donde los acontecimientos se desencadenaron por el intento de asesinato del rey José I en 1758, y culminaron con la ejecución pública de casi toda la familia Távora y sus parientes próximos en 1759.
Algunos historiadores crren que se trataba de un intento del primer ministro Sebastião de Melo (marqués de Pombal) de limitar los poderes de las familias de la más alta nobleza mediante una terrorífica matanza y así lo hizo vistiendo Portugal de luto y pavor.
Tras el terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755, que destruyó el palacio real, el rey José I vivía en un gran complejo de tiendas y cabañas instaladas en Ajuda, a la salida de la ciudad. Ese era entonces el centro de la vida política y social portuguesa.
Alrededor del monarca estaba el Gabinete, encabezado por el marqués de Pombal. Este era un hombre salido de una familia hidalga de provincias, el cual no tenía buenas relaciones con la vieja nobleza. De hecho, sus discusiones fueron frecuentes, pero el rey solía dar la razón a su ministro al ver que sus opiniones parecían más acertadas.
José I de Portugal estaba casado con la española María Victoria de Borbón y tenían 4 hijos, fruto de ese matrimonio. No obstante, muchos comentaban que el rey tenía algunos amoríos, como el que mantenía desde hacía tiempo con Teresa Leonor de Távora, la cual estaba casada con su sobrino Luis Bernardo.
La marquesa Leonor de Távora y su marido, Francisco de Asís, antiguo Virrey de las Indias portuguesas, eran los cabezas de una de las familias más antiguas y poderosas de Portugal y, lógicamente, eran enemigos del marqués de Pombal. No les gustaba nada que los intereses de Portugal estuvieran en manos de un plebeyo, como le llamaban al ministro. A la vez, era una persona muy católica y muy influenciada por los jesuitas.
La noche del 03/09/1758, José I viajaba de riguroso incógnito en una carroza, tras haber hecho una visita a su amante y, de pronto, fueron atacados por 3 hombres a caballo que dispararon con sus pistolas contra los todos los ocupantes del vehículo.

José I de Portugal
Durante la refriega, el rey fue herido en un brazo y su conductor también pero de mayor gravedad y al final consiguieron llegar al campamento de tiendas en Ajuda, a las afueras de Lisboa.
Pombal enseguida tomó las medidas correspondientes y detuvieron a los pocos días a dos hombres, los cuales confesaron bajo tormento haber sido los autores del atentado y haber sido contratados por la familia Távora, para poner como monarca al duque de Aveiro.
El marqués fue muy expeditivo, ahorcó, sin proceso, a los autores confesos al día siguiente y en las siguientes semanas, se dedicaron a detener a todos los miembros de la familia Távora, el duque de Aveiro, el conde Alvor fueron encarcelados por orden del rey.
Se acusó a todos de alta traición y de intento de regicidio, o sea, se utilizaron como pruebas ante el Tribunal las confesiones de los autores bajo tortura y que, según parece, el arma utilizada para el crimen era del duque de Aveiro.
Además, sólo los Távora podrían haber sabido dónde estaba el rey esa noche porque estaba con Teresa, que también fue encarcelada.
Los Távora negaron todos los cargos, pero aun así fueron condenados a muerte, confiscados todos sus bienes, eliminados sus nombres de la lista de la nobleza y se prohibieron todos sus escudos e insignias.
La sentencia ordenó la ejecución de todos los miembros de la familia, incluyendo mujeres y niños, incluso los 6 criados más íntimos de los marqueses.
Sin embargo, la intervención de la reina y su hija impidió que mataran a los niños y a algunas mujeres pero la marquesa no tuvo la misma suerte.
Fueron primeramente torturados cruelmente y luego ejecutados públicamente en un descampado situado a las afueras de Lisboa, el 13/01/1759.
Parece ser que fue tan violenta que le resultó espeluznante al público allí presente, o sea, a los condenados, previamente, les rompieron los brazos y las piernas con una maza y luego les decapitaron. El resto de sus cuerpos se quemó y las cenizas fueron arrojadas al Tajo.
Por sugerencia del marqués de Pombal, toda la Corte estuvo allí presente, pues el ministro quería que todos los nobles tomaran nota de lo que les podría pasar a ellos.
El palacio del duque de Aveiro, en Belém, fue destruido y en el solar se esparció sal, como si fuera un terreno maldito.

Representación del intento de regicidio
El jesuita confesor de los Távora ( Gabriel Malagrida) fue quemado vivo en 1761 en una plaza de Lisboa y la Compañía de Jesús fue declarada ilegal en 1759, se confiscaron todos sus bienes y se les expulsó de Portugal y de sus colonias.
La familia Alorna y las hijas del duque de Aveiro fueron condenadas a cadena perpetua y también recluidas en monasterios de clausura.
Doña Ana y doña Inés de Távora, junto a los miembros más pequeños de la familia, pudieron escapar hacia España, por mediación de unos amigos.
Sebastiao de Melo fue nombrado conde de Oeiras, por su gestión de este asunto y, posteriormente, marqués de Pombal, en 1770.
La culpabilidad de los Távora sigue siendo en extremo cuestionada hasta hoy en día por parte de todos los historiadores.
Por una parte, las malas relaciones entre la alta aristocracia y el rey José I están bien documentadas ya que la ausencia de un heredero masculino al trono era motivo de desagrado para muchos nobles, o sea, el duque de Aveiro era una opción para desalojar del trono a las hijas de José I si el rey moría.
Por otra parte, algunos destacan una coincidencia: con la eliminación de los Távora y de los jesuitas, también desaparecieron los mayores enemigos de Sebastião de Melo y se redujo con ello el poder de la vieja nobleza de espada y crucifijo.

El Marqués de Pombal
Además, los acusados Távora alegaron que el intento de asesinato de José I había sido un delito común y no un regicidio, pues el rey transitaba sin escolta ni marcas distintivas por una zona oscura de las afueras de Lisboa.
Otra pista acerca de la inocencia es el hecho de que ninguno de los Távoras o sus familiares trataran de abandonar Portugal en los días que siguieron al atentado.
Culpables o no, la ejecución de los Távora fue un acontecimiento impactante para toda Europa puesto que la ejecución de los representantes de tan prestigiosa familia de la aristocracia fue un terrible golpe, además de generar un silencioso odio por parte de la alta nobleza hacia el advenedizo Marqués de Pombal.
La futura reina María I de Portugal se vio tan afectada por los acontecimientos que abolió la pena de muerte (salvo en caso de guerra) en cuanto tuvo ocasión al llegar al trono.
El desprecio de la reina María por el primer ministro Pombal fue absoluto y como consecuencia de ello lo destituyó de todos los cargos, lo expulsó de Lisboa y dictó un decreto que prohibía su presencia a menos de 20 millas de la capital.
Tras una nueva investigación, la memoria de la martirizada familia Távora fue rehabilitada por decreto real; esta disposición nunca se hizo pública. Pombal fue condenado y solo por su avanzada edad quedó exento de castigos físicos.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_los_T%C3%A1vora