La Riada de Consuegra (1891)

El día 11 de septiembre de 1891, el pueblo toledano de Consuegra sufrió una terrible inundación pues durante todo el día habían sufrido gran cantidad de tormentas.
La presa romana, próxima al pueblo, estaba debilitada y se rompió debido a la acumulación de agua y maleza pues el nivel del río Amarguillo subió –en algunos puntos tuvo una altura de más de seis metros- y arrasó con todo lo que encontró en su cauce, inundando las casas aledañas al río y también la parte baja de esta villa.
Los daños que se produjeron en Consuegra fueron cuantiosos, pero también fueron considerables los que ocasionó la riada en las vegas de Madridejos, Camuñas y Villafranca de los Caballeros.
Incluso en puntos más lejanos, en la vega del río Cigüela, donde desemboca el Amarguillo, enterrado en el légamo empezaron a aparecer cadáveres así como muebles, ropas y otros efectos días después de la inundación.
Madridejos sufrió, después de Consuegra, esta mortífera riada pero además se conserva el testimonio de un madridejense que vio de primera mano lo que ocurrió en ese día y los sucesivos.
“El que suscribe Francisco Ortega Gallego, vecino de esta citada villa, nacido en ella el día 24 de julio de 1879, en la casa número cinco de la calle Virgen de Gracia, hijo de Tomás Ortega Gutiérrez y de María Gallego y Romero, habiéndole facilitado los datos que a continuación se expresa y sigue así…”:
El día 11 de septiembre del año 1891 ocurrió la catástrofe y el terror para todos estos pueblos de la inundación que sufrió el pueblo de Consuegra, pues aquel día tan triste y aciago para todos los que fuimos testigos presenciales. No olvidéis las generaciones venideras estos detalles que os dejo escritos.
Se presentaron las nubes muy espantosas a las siete de la mañana del citado día 11 y por los cuatro costados del universo, unas se iban y venían con truenos y relámpagos que se estremecía la tierra con golpes de agua que a las diez de la mañana ya teníamos todos los cañadizos y las cañadas, por pequeños que fueran, que no había ser humano que los pudiese cruzar. Pero sobre todo, desde las nueve a las once de la noche donde ya el pánico se apoderó de todos nosotros al ver los relámpagos que se quedaban sujetos a la tierra algunos segundos y los truenos que daban aquello que parecía el fin del mundo.
Con un golpe de agua quedó la señal y el légamo quince pasos dentro del camino de Cebrián más arriba de la carretera del Puerto y por el lado del pueblo llegó el agua al paseo de Santísimo Cristo tanto que dentro de la ermita se puso un metro de altura, la cual, la que no salió por sí sola, la sacaron con una bomba por estar la ermita algo más honda del nivel del terreno.
Habían dejado las aguas una viga atrancada en la puerta principal de la citada ermita y, como he dicho antes, quince pasos más arriba de la curva de la carretera en el camino de Cebrián y había entre las maderas que orilló la corriente un cuartón o viga de un peso considerable, pues todo esto vino de Consuegra.
Estuvo el agua media cuarta por encima del piso del puente de la carretera y en toda la corriente no quedó una sola noria y todas las demás tuvieron que ir sus dueños por ellas a los términos de Camuñas y Villafranca y, poco después nuestro pueblo pudo dar gracias a Dios porque tan sólo huvo una desgracia que le ocurrió a Rito Gutiérrez Gallego de trece años.
Este muchacho le sorprendió la nube en el palomar y alameda de Barbas, o sea, de José Álvarez Suárez y cometió la imprudencia de salir fuera de la casa a las nueve de la mañana sin hacer caso del palomero, y un remolino de agua lo precipitó y se lo llevó, encontrándolo al día siguiente enterrado en la zona de las alamedas de Camuñas.
Pero Consuegra fueron víctimas algunas más de 800 personas y tanto que en nuestro término se sacaron 66 cadáveres al día siguiente y luego sacaron a otros ocho apilándolos en la plaza de toros vieja y donde estaba la iglesia de Santa María había unos 25 cadáveres.
Pues en el camino de Camuñas en el sitio del Navajo había trastos de todas clases y animales muertos y en el puente de la carretera había atrancado todo lo que pertenece a un patio.
El puente que había en la carretera de Villacañas en la cañada de la Serrana que estaba recién hecho y era más pequeño que el que existe, le socavó el agua y no hizo nada más que volcarle, tanto que no se vio señales de él por ningún sitio, dejando en el mismo sitio un foso lleno de agua que causaba respeto el acercarse a él.
En aquel tiempo estaba la carretera sin terminar de hacer y el puente que existe, para construirle, tuvieron que sacar el agua con cuatro bombas y tras acabar el mes de septiembre lo limpiaron y pusieron los cimientos del puente que existe”.
Madridejos tuvo que socorrer al pueblo vecino y limpiar de cadáveres su término, algo que urgía por el riesgo de enfermedades ya que su estación telegráfica era la más cercana al lugar de la tragedia por lo que se convirtió desde el principio en el primer socorro.
Teniendo en cuenta que la noticia no se conoció en Madrid hasta el día 13 de septiembre y las primeras horas tras la riada y días posteriores también se vivieron con espanto.
Fuente: http://historiaycultura.madridejos.es/2014/09/la-inundacion-de-consuegra-vista-desde.html