El crimen de los Marqueses de Urquijo

En el verano de 1980 se cometió uno de los asesinatos más famosos de la historia reciente de España, el de los Marqueses de Urquijo donde el único condenado fue Rafi Escobedo y se trató de un caso lleno de errores tanto en la investigación como en la instrucción.
La madrugada del 1 de agosto de 1980 los Marqueses dormían en camas separadas en su mansión de Somosaguas, una lujosa urbanización de Madrid.
Manuel de la Sierra de 55 años dormía en la habitación matrimonial y su mujer Lourdes Urquijo, quien verdaderamente ostentaba el título hacía lo propio en una austera habitación contigua.
Supuestamente, junto a ellos pernoctaba en la mansión su criada dominicana. Más tarde se sabría que durante la noche se había ausentado para mantener un encuentro sexual con el mayordomo de un vecino, el banquero Claudio Boada.
En plena noche una o varias personas (es una de las dudas que todavía persisten) saltaron la valla de un metro y medio y se dirigieron a la mansión en la que penetraron por la puerta de la piscina.

Juan y Miriam de la Sierra, hijos de los marqueses de Urquijo
Usaron un soplete para romper la puerta que separaba la piscina del resto de la casa, subieron a la primera planta y se dirigieron a la habitación del Marqués.
Le dispararon un tiro en la nuca, justo detrás de la oreja que acabó con su vida enseguida y luego alguien tropezó y la pistola, una Star 22, se disparó impactando contra un armario.
Este ruido despertó a la Marquesa que preguntó en alto “¿Quién es?” y entonces alguien penetró en su habitación disparándole en la boca y luego le dio un tiro de gracia en la vena carótida.
Los cuerpos de los aristócratas fueron descubiertos a las 9 de la mañana por la criada y fue entonces cuando entonces empezaron a suceder cosas raras en relación con el asesinato de los Marqueses.

Diario de la época haciéndose eco del crimen de los Marqueses
La primera es la llegada del administrador de la familia, Diego Martínez Herrera, que lo hizo completamente vestido de negro, o sea, algo sorprendente ya que era verano.
La primera decisión que tomó antes de que llegaran los forenses fue ordenar lavar los cuerpos y debido a ello esta acción no tuvo ninguna consecuencia judicial.
El inspector de policía José Romero Tamaral dio un giro inesperado al caso, o sea, tenía en el punto de mira a Rafi Escobedo, yerno de los Marqueses que era íntimo del hijo de los aristócratas, Juan de la Sierra, y se había casado con la hija Miryam.
Sin embargo, en el momento del crimen la hija de los marqueses había iniciado una relación sentimental con Richard Dennis Rew, conocido como ‘Dick el americano’ que el día del crimen estaba en Oviedo.
Romero Tamaral se reunió con Rafi en el finca de su padre Miguel que era coleccionista de armas y le gustaba practicar el tiro. pues cuando llegó el inspector Rafi se encontraba en la finca disparando.
Este recogió unos casquillos que coincidía con el de las balas usadas para matar a los Marqueses y Miguel Escobedo había puesto a la venta la pistola Star 22 que se usó en el doble crimen meses atrás.
Rafi fue detenido el 8 de abril de 1981 e interrogado en la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol y según contaría el propio Rafi años después la policía le consiguieron arrancarle una confesión.

La casa de los Marqueses de Urquijo
Sobre una cuartilla que firmó aseguró haber matado a sus suegros pero lo curioso del caso es que esta cuartilla, al igual que los casquillos, desaparecieron misteriosamente en el momento del juicio.
En el caso de la confesión escrita podría haber sido una prueba fundamental ya que un grafólogo podría haber certificado el estado en el que Rafi escribió la confesión.
En octubre de 1983, Rafael Escobedo Arnay, fue condenado, a pesar de la falta de pruebas objetivas, solo hubo indicios, a 53 años de prisión aunque sólo cumplió siete de cárcel, ya que en julio de 1988 fue hallado muerto en su celda del penal del Dueso en Cantabria.
La versión oficial es que se suicidó ahorcándose con una sábana. Sin embargo, su abogado Marcos García Montes encargó una segunda autopsia al forense José Antonio García Andrade donde se descubrió que tenía restos de cianuro.

Rafi Escobedo en la cárcel
Más tarde, se detuvo a Javier Anastasio y a Mauricio López Roberts pues al primero se le acusaba de haber participado en el asesinato y al segundo de haber actuado de encubridor llegado a prestar 25.000 pesetas a Anastasio para que el 1 de agosto de 1980 viajara a Londres para visitar a su novia Patricia, azafata de Iberia. Curiosamente, en esa misma fecha se encontraba en la capital británica el hijo de los Urquijo, Juan de la Sierra.
Anastasio nunca fue condenado, porque tras cumplir tres años de prisión provisional, se dio a la fuga donde durante años vivió en varios países de Latinoamerica y en 2010, tras prescribir el caso, volvió a España.
En 2017 publicó junto a Melchor Miralles sus memorias donde aseguró que la noche del crimen llevó a Rafi a Somosaguas y que lanzó al pantano de San Juan el arma usada.
Son muchos los que piensan. y algunos los que temen, que Anastasio es el único que puede resolver lo que pasó aquel 1 de agosto de 1980.
Fuente: https://elcierredigital.com/sucesos/677296552/misterio-crimen-urquijo-39-anos-despues.html