LA LEYENDA DEL CASTILLO DE LOARRE
Cuenta una de las leyendas de Loarre que, paseando San Demetrio por esta zona con su mula ciega, ésta dio un traspiés y cayó. Tanto la mula como el Santo murieron pero, antes de morir, dijo que en el monte de Loarre no volvería a nacer planta de romero y así ha sido: podemos encontrar en otras zonas esta variedad aromática menos en este monte.
También, como se describe en las yeserías de los muros laterales de la capilla parroquial, dos clérigos franceses pasaron el Pirineo, acompañados de una acémila cargada con la arqueta de las reliquias de san Demetrio. A su llegada a la ciudad de Jaca, se echaron misteriosamente al vuelo las campanas de todas las iglesias, dando lugar a que fuera descubierta la preciosa carga que transportaban.
Forcejearon con los clérigos franceses los jacetanos deseosos de que el tesoro quedara en Jaca, y ante la negativa de aquéllos, decidióse sacar los ojos de la acémila, conviniéndose en que las reliquias quedarían allí donde el animal se parase. Este echó a andar y, después de atravesar el valle de Rasal, cayó muerto frente al castillo de Loarre.
Los clérigos franceses, fieles al convenio de Jaca, depositaron la arqueta relicaria en San Pedro del Castillo y los loarreses, en memoria del acontecimiento, levantaron una iglesia dedicada a Santa Marina en el lugar donde cayera la acémila.
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