La leyenda de la imagen de Santa María del Mar y la resucitada
Cuentan que justo antes del toque de queda, no habían apagado aún las luces de la calle Flassaders cuando un par de ladrones entraron en la casa de un viejo vecino conocido por su fama de tacaño.
Una vez dentro, lo apuñalaron con un cuchillo robaron todo lo que pudieron, dándose a la fuga con el arma del crimen.
En ese mismo momento, un joven fabricante de mantas (el nombre de la calle alude precisamente a este oficio) sintiendo los gritos de su vecino, corrió a ver que había pasado, encontrándolo tendido en el suelo sobre un charco de sangre.
Asustado, volvió a casa e impactado por la escena se quedó parado con la luz encendida sin poder conciliar el sueño.
Momentos más tarde, pasó por allí la ronda que hacía la vigilancia nocturna y al ver la puerta del viejo abierta entró encontrándose con la escena del crimen: El cuerpo de un hombre sin vida, una balsa de sangre, y unas tijeras de mantas, (que deberían haberle caído del delantal al vecino al intentar socorrerlo)
La luz de la casa del chico estaba encendida en ese preciso momento. Todo lo apuntaba como sospechoso. Ante aquellas evidencias, el hombre fue condenado a pena capital.
Cuando lo llevaban a morir en el Pla de les Forques (actual Plaza Palacio), bajando por la Calle Montcada, el condenado gritaba y lloraba desesperado defendiendo su inocencia.
En ese preciso momento la imagen de la Virgen que se encuentra sobre la entrada del ábside de Santa María del Mar, se volvió hacia la calle Montcada mirando con cara compasiva al condenado y le mantuvo la mirada.
Ante esto el pueblo se alborotó y el chico fue perdonado. La imagen sigue allí, aun mirando la calle Montcada. No es este el único caso de imágenes milagrosas movedizas, el caso más conocido es el del Cristo de Lepanto de la Catedral.
Una leyenda que corre por Santa María es la que cuenta la historia de una pareja recién casada. Un dia de repente ella se desmalló y unas horas después ya estaba de cuerpo presente en el altar de Santa María, amortajada con su vestido de novia y con sus joyas preferidas: pulseras, collares y unos estupendos pendientes de brillantes que le habían regalado el día de la boda.
Al oscurecer, los asistentes al velatorio se retiraron y todo quedó en silencio. Pero de pronto se abre una losa del suelo y aparecen dos hombres que, sin dilación le quitan a la muerta los collares, las pulseras… pero con los pendientes se les hacia difícil, asi que optan por arrancárselos de un tirón, y lo hacen con tanta fuerza que arrancan también parte de las orejas del cadáver.
Foto de la época donde se aprecia la Iglesia con la imagen de la Virgen a su entrada
Entonces, lentamente, la difunta se levanta con un lamento, que fue contestado por el grito de terror de los dos ladrones antes de salir a todo trapo de la iglesia.
El dolor de las heridas y la sangre que le caía de los lóbulos, acaban de despertarla, y sin darse cuenta de donde estaba, baja de su féretro y se dirige con paso trémulo hacia su casa.
Allí estaba reunida toda la familia rezando el rosario y se asustan al oír que alguien llama a la puerta a esas horas. El viudo mira por la ventana y ve una sombra blanca resaltando entre la oscuridad de la noche. Aunque la familia le dice que no abra, temiendo que fuera el fantasma de la difunta, el no hace caso y abre la puerta.
La figura vestida de blanco de la mujer se cuela con paso lánguido e inseguro en el interior de la casa. Todos la contemplan aterrorizados, pero el marido toma su mano y nota que su carne esta tibia y que latía llena de vida.
El medico que firmó la defunción constató que no era una resucitada, que probablemente había sufrido un ataque de catalepsia y al arrancarle los pendientes va volver en si.
Pero, aun con estas explicaciones, la gente del barrio siempre le guardó un cierto respeto, y como le faltaban los lóbulos de las orejas y se la reconocía con facilidad, se alejaban cuando la encontraban por la calle y se encomendaban rápidamente a Santa María, patrona de los resucitados.
Fuente: https://magisquam.wordpress.com/