Leyendas de Nicaragüa

En Nicaragua hay decenas de historias fantásticas que se han transmitido a través del tiempo y entre ellas destacamos:
La Carretanagua

En esas noches en las que la oscuridad abunda, se dice que sale a rondar la Carretanagua, anunciando desgracias para los pueblerinos de una localidad determinada.
La poca gente que dice haberla visto, afirma que se trata de una carreta vieja conducida por la muerte y debido al sonido de las ruedas hace que la gente se quede en sus casas hasta que el estruendo cesa.
Los animales que portan la carreta son un par de bueyes que jamás dobla en las esquinas y si se topa con una o llega a un callejón, simplemente se desvanece y aparece en otro sitio del poblado.
Pues según cuenta la leyenda, cada vez que se escucha el rechinido de sus llantas, una persona muere al día siguiente de manera inexplicable.
La Iracunda serpiente de Catedral

Dicen que una serpiente gigante habita debajo de las aguas de la zona de Catedral y es tan grande que su parte posterior se guarda en la iglesia de Sutiaba, en la localidad de León.
La Virgen de la Merced es quien tiene sujetada por un pelo a este serpiente rebelde para que no destruya la ciudad. Cuentan que la serpiente es fiera y se sacude, pero la Virgen hace su mayor esfuerzo para controlarla.
Cuando la serpiente logre soltarse, la Tierra temblará y se inundarán las calles para que esta pueda salir a la superficie.
El espanto del Roldán de Consigüina

Se dice que hace muchos años, un hombre que vivía en la hacienda de San Cayetano, subió hasta lo más alto de este montículo, con la intención de encontrar al ganado que había extraviado.
Sin embargo, el hombre nunca volvió a su hogar y a partir de ahí, la gente comenzó a escuchar terribles lamentos provenientes del cerro principalmente en los días en los que se celebra la Semana Santa.
Hay quienes dicen, que es el alma de aquel sujeto quien suplica a Dios que lo deje entrar al cielo. No obstante, hay otro grupo que dicen que se trata de un alma que únicamente quiere espantar a las personas de la localidad.
Cuando es jueves santo y el reloj marca la 1:00 de la mañana, lo mejor que puedes hacer es no salir de tu domicilio, puesto que en la soledad de las calles se alcanza a escuchar un grito de terror que a los hombres les hace poner los pelos de punta y a las mujeres, correr de inmediato a abrazar a sus pequeños hijos.
Por su parte, quienes profesan la religión católica en Nicaragua dicen que puedes ahuyentar a este espíritu, encomendándote a la santísima Trinidad.
El chico largo del Lago Verde

Se dice que hace mucho tiempo, dicha masa de agua era gobernada por una entidad llamada Chico Largo, quien no dejaba que ningún hombre se bañara en esas aguas, pues decía que no eran dignos de hacerlo.
A pesar de esto, hubo algunos hombres que llegaron a desafiar esa norma, provocando la ira del protector, quien ni tardo ni perezoso usó un encantamiento para convertirlos en reses.
Posteriormente, vendía los animales a los comerciantes que se encontraran cerca de la zona. De igual forma, se comenta que a los mercaderes les daba una gratificación, si lograban deshacerse de las reses lo más pronto posible.
En concreto, se decía que los colaboradores de Chico Largo recibían «siete negritos», mismos que debían entregar a otro individuo en un periodo no mayor a 10 años. De lo contrario, experimentaría en la ira del cuidador de Charco Verde.
Fuente: https://leyendadeterror.net/leyendas-nicaraguenses/