Las hostias sangrantes de Tartanedo

En la Iglesia de San Bartolomé de Tartanedo se guardan los llamados «corporales», un lienzo manchado con la sangre que manó de una hostias consagradas tras ser profanadas por los franceses en la guerra de sucesión española, en el año de 1710.
Un lienzo que el cronista alcarreño Antonio Herrera Casado definió en su obra «Glosario provincial de Guadalajara» como un paño «de textura recia, muy viejo y en su centro hay varias manchas circulares, pequeñas, pálidamente rojizas».
Aunque este rastro puede ser fruto de la acción de una bacteria (serratia marcescens u «hongo de las hostias»), el archivo diocesano de Sigüenza relata en el «Expediente sobre el milagro de los Santos Misterios» un exorcismo ligado a este objeto recogido ante notario.
En 1769, Rosa Alonso, una vecina del pueblo, se retorcía de dolor durante la misa celebrada en la iglesia, llegando al punto de tener la garganta hinchada y convulsionar.
El párroco decidió practicarle un exorcismo en ese momento, delante de unos 90 feligreses, ayudado del retazo de tela y los espíritus de su interior, al ver el lienzo, gritaban «sangre, sangre, sangre de Jesús».
Tras estas palabras Rosa quedó de rodillas, volviendo en sí y exclamando «santos misterios de mi alma y de mi vida», momento en el que los vecinos, alborozados, celebraron la salvación de la feligresa.
Fuente: http://leyendasmundialesmagicas.blogspot.com/2017/11/el-exorcismo-tartanedo-guadalajara.html