El monje fantasma de la Hostería de Santo Domingo
Es el restaurante más antiguo de la Ciudad de México pero también es un lugar lleno de tradición e historia; un lugar lleno de anécdotas y visitantes que vienen de todos los rincones del mundo para probar sus platillos y, en especial, sus chiles en nogada. Pero no todos los visitantes que llegan a la Hostería Santo Domingo vienen de nuestro plano existencial y es que, según cuentan los empleados del lugar, por las noches se aparece un monje que cuida los tesoros que alberga este lugar.
Dicen que el misterioso personaje se aparece en las primeras horas de la madrugada, caminando siempre en la misma dirección, siempre pensativo y silencioso, hasta llegar siempre al mismo lugar, donde se queda quieto, observando detenidamente, como si estuviera cuidando algún tesoro enterrado en los muros o bajo el suelo de la Hostería de Santo Domingo.
¿Quién es ese monje misterioso? Nadie sabe a ciencia cierta quién es aquel personaje, ni cuál es su misión, pero se sabe que fue un Monje Dominico que seguramente vivió en ese lugar hace ya varios siglos. Y es que, la Hostería de Santo Domingo se encuentra en lo que alguna vez fuera el convento Santo Domingo de Guzmán, un inmueble que fue construido pocos años después de la Conquista, en el siglo XVI. En este lugar vivieron varias generaciones de monjes dominicos, hasta que, por las deudas que habían acumulado en cera (cuentas por concepto de velas y veladoras) se vieron obligados a vender parte del convento en 800 pesos.
Una de las creencias más populares, sobre el origen del Monje Dominico dice que, fue un monje que vivió las consecuencias de las Leyes de Reforma; que tuvo que dejar el convento en el que se encontraba viviendo a mediados del siglo XIX y murió mientras se trasladaba. Al no contar con un último lecho, su alma regresó al Convento en el que vivió, convirtiéndose en su morada eterna. Otra versión cuenta que, este monje fue asesinado al descubrir el secreto que se esconde bajo los suelos de lo que hoy es la Hostería de Santo Domingo; y que, desde aquél entonces, vaga por nuestro mundo, custodiando el secreto de su ex convento.
A pesar de ser un fantasma que deambula por los pasillos de la Hostería Santo Domingo, los empleados que se han encontrado con él, aseguran que no tienen nada de que temer; y es que, según cuentan, este personaje les transmite una serenidad, que, más allá de asustarlos, los llena de paz. Además, creen que es el Monje Dominicano es un custodio de la Hostería, sus murales y pinturas, y sus tesoros culinarios.
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