La Biblioteca de Alejandría, la destrucción del gran centro del saber de la Antigüedad

La Biblioteca de Alejandría fue el centro cultural en torno al cual giraba toda la vida intelectual del helenismo y reunía la mayor recopilación de escritos hasta la fecha, así como gran cantidad de instrumentos de investigación y documentos del mundo antiguo.
Los investigadores más importantes de cualquier materia debían acudir a este lugar para ahondar en sus estudios y afinar sus conocimientos pues fue uno de los mayores monumentos al conocimiento, cuyo esplendor ha impresionado a todas las civilizaciones a lo largo de los tiempos.
La Biblioteca se erige como una de las instituciones más importantes creadas por el ser humano, debido a su extraordinaria congregación de sabiduría.
Además, la crónica de la Biblioteca es un recorrido por los episodios más decisivos de la historia de este período que involucra a las fuerzas políticas, imperios y culturas más prominentes del momento.
Tanto la Biblioteca como el Museo de Alejandría tuvieron su época de esplendor en el período regentado por la dinastía ptolemaica pues con la creación y la proyección de estas instituciones se deben al reinado de los Ptolomeos, los cuales impulsaron tales instituciones dedicadas al conocimiento debido al interés por reconocer su tradición y legitimidad en la cultura helénica.
Lo que se pretendía era legitimar su potencia política con una autoridad cultural y prestigio de fuerza correspondiente lo que propició la extensión de la cultura, a lo cual se sumó la gran cantidad de recursos que guardaban y la concurrencia de personalidades destacadas en historia, poesía, filosofía, filología, medicina y ciencia de la época.
Con la muerte de Cleopatra, última de la dinastía ptolemaica, empieza la decadencia de la Biblioteca y el Museo pues dicho proceso se prolongó hasta el siglo IV d.c.

Recreación del interior de la Antigua Biblioteca de Alejandría.
Por un lado, el deterioro se acentuó debido a las circunstancias políticas acontecidas en una ciudad que ya no gozaba de la posición de capital del Estado central en la geopolítica del momento ni de independencia.
Por otro lado, tras la anexión de Egipto al Imperio romano por el emperador Augusto, la biblioteca permaneció tantos años porque aún mantenía el prestigio de tiempos pretéritos y era admirada por los romanos como un monumento notable.
En el año 48 a.C. César, persiguiendo a Pompeyo en plena Guerra Civil Romana, llega hasta Alejandría y se entera de la muerte de éste y de la disputa, que acabaría en confrontación, entre el joven Ptolomeo XIII y su hermana Cleopatra. César toma parte por la princesa y se dispone a hacer frente al ejército de Ptolomeo.
Tal como nos cuenta el propio César, al verse acorraladas sus tropas, decide incendiar las naves del egipcio amarradas en el puerto y poder, así, ocupar la isla de Faros con lo que el ejército romano se hacía con la importante entrada a la ciudad por mar. La estrategia se culminó con éxito para las tropas de César y éste coloca en el trono a la última reina de Egipto, Cleopatra VII.

Grabado que recrea el incendio de la Biblioteca.
El mismo César nos cuenta lo que pasó, o sea, solo nos dice que incendió las naves pues nadie se atrevió a corregir o ampliar su relato hasta llegar al reinado de Nerón para enterarnos que pasó en realidad.
El poeta Lucano, condenado a muerte por el Emperador en el 65 d.C, nos cuenta que:
«partiendo de los barcos, el incendio se extendió a otras partes de la ciudad…Los edificios próximos al mar; el viento atizó el desastre; las llamas corrían por los tejados a velocidad de un meteoro»
La misma información nos da Séneca (también sentenciado a muerte por Nerón como Lucano) y Plutarco que, al escribir la biografía de César en el siglo I d. C, nos relata:
«Cuando el enemigo trató de separarlo de su flota, César se vio obligado a repeler el peligro recurriendo al fuego que se extendió desde los astilleros y destruyó la Gran Biblioteca»
Por los testimonios conservados y por el hecho constatado de que Marco Antonio regaló a Cleopatra los 200.000 volúmenes incautados a la Biblioteca de Pérgamo para resarcirla por la pérdida de la Biblioteca Real, con toda seguridad el edificio principal junto al Palacio ardió completamente en el 48 a.C.
Aún así, durante la época Imperial, el Mouseion continuó gozando de protección y el anexo situado en el Serapeum permaneció intacto y es aquí donde probablemente se depositarían los libros procedentes de Pérgamo.
Que la Biblioteca del Serapeum siguió creciendo da fe la continuación del trabajo intelectual que se desarrolló durante la época de ocupación romana pues se siguieron copiando y comprando libros aunque no con la misma liberalidad de la época de los Ptolomeos.
El edificio del Serapeum, llamado por los historiadores “La Acrópolis de Alejandría” era un lugar seguro y además un templo inviolable con lo que los libros debieron estar a salvo y a disposición de los estudiosos durante muchos siglos.
Se produjo un segundo incendio en la Biblioteca de Alejandría donde los problemas en el Serapeum, comenzaron en el reinado del emperador cristiano Teodosio (379-395 d.C).
En el año 391, siendo obispo de Alejandría el intransigente Teófilo, el emperador promulga un decreto por el que se autorizaba la demolición de todos los templos paganos de Alejandría.
El objetivo inicial de Teófilo fue el templo de Dionisio pues la importante población pagana que aún existía en la ciudad, asustada y aterrada, se refugió en el recinto que creían más seguro: el Serapeum, donde se encontraba la Biblioteca.
Teófilo en persona condujo a su ejército hasta el Serapeum donde leyó el edicto y, en nombre del emperador, él mismo se encargó de destruir, de poner el primer martillazo, en la estatua del dios Serapis y lo demás lo hizo la multitud.
Los relatos que se escribieron posteriormente a los hechos y que han sido hurtados a la destrucción del tiempo nos cuentan que no quedó ni una sola piedra en su sitio.
Así, debemos suponer que tampoco quedó ni un solo libro. Esto es lo que cuentan los pocos papeles que han llegado hasta nosotros, pero las excavaciones arqueológicas han descubierto los huecos excavados en los muros –que hacían las veces de estanterías- donde se guardaban los libros.

La multitud realizando la destrucción de la Biblioteca e Alejandría
Relatos apócrifos tardíos hablan de un bibliotecario amante de los libros, del último bibliotecario del Serapeum que, ante la creciente violencia y destrucción del cristianismo fanático, y previendo y adelantándose a los acontecimientos, pudo sacar parte de los libros del templo y esconderlos en un lugar seguro antes de que llegaran los bárbaros conducidos por Teófi
La Gran Biblioteca ardió en el 48 a.C. y que el anexo construido en el Serapeum funcionó como biblioteca, a la que se fue añadiendo ejemplares, hasta el 391, pero ¿y el Mouseion? ¿Qué sucedió con él? Desgraciadamente corrió la misma suerte que el Serapeum, aunque siguió funcionando hasta el año 415, año del asesinato de Hipatia.
En el siglo V se asentó en Alejandría un nuevo movimiento, en parte cómplice de la destrucción del legado de los Ptolomeos, con un carácter totalmente distinto: la Escuela Catequística de Alejandría, al parecer fundada por el propio Evangelista San Marcos y que se vanagloriaba de tener entre sus maestros a Orígenes o Clemente.
Esta escuela debió producir, aunque en un número infinitamente menor, algunos libros imprescindibles para la enseñanza del Nuevo Testamento y el culto.
Estos ejemplares debieron ser los que quemaron las tropas del general árabe Amr cuando entraron en Alejandría en el 642 y a estos debe referirse la famosa frase del califa Omar que sentenció el destino de lo poco que quedaba en Alejandría:
«A propósito de los libros que mencionas, si lo que allí se encuentra escrito es conforme al libro de Dios, no son necesarios; y si son contrarios, son inútiles. Así pues, destrúyelos.»
Parece que no quedó ni una sola línea escrita y con el humo de la última página incendiada, comienza la caída en picado de esta urbe prodigiosa hasta volver a ser la aldea de pescadores que fue antes de Alejandro, la aldea miserable que se encontró Napoleón cuando entró con sus tropas en ella.
Fuente: https://www.candelavizcaino.es/literatura/la-antigua-biblioteca-de-alejandria-una-historia-desde-su-fundacion-hasta-su-destruccion-y-quema.html