Leyenda del soldado de la calle Barbieri

Dice la tradición que un soldado estaba enamorado de María de la Almudena Goutili y siempre que podía la cortejaba, pero ella no mostraba el menor interés por su galanteo.
Le propuso matrimonio, pero ella trató de quitarle toda esperanza manifestándole su deseo de ser monja y su próximo ingreso en un convento.
El joven no se rindió y contrató así a un pintor para que le pintase con el uniforme de gala en uno de los pilares de la cerca del convento de Mercedarias Descalzas donde así ella le tendría presente siempre que pasara por allí pero todo fue en vano, ya que la joven sólo deseaba vestir el hábito de religiosa.
El soldado, que según pasaban los días estaba cada vez más enfurecido y avergonzado por el rechazo de la joven, perdió la cabeza y decidió asesinarla.
Un día que la chica regresaba a su casa, el joven la abordó junto a la cerca del convento y le dio entonces una puñalada mortal, luego le cortó la cabeza y la ocultó en un saco que puso en el torno del convento donde la chica pensaba ingresar y salió corriendo.
La monja encargada del torno recibió con espanto el bulto ensangrentando y lo dejó en el suelo por lo que a sus gritos acudieron otras monjas que descubrieron con horror y entre llantos la cabeza de María de la Almudena.
El asesino fue detenido en la calle por lo ensangrentado que iba y conducido al cuartel, ante su capitán, a quien confesó su crimen por lo que fue encerrado en el calabozo y poco después entregado a la justicia madrileña, que le condenó a morir en la horca.
Pasó sus últimos días encadenado, cada vez más desesperado y excitado, hasta volverse loco por haber cometido el mayor de los pecados pero dicen que al final una de las monjas consiguió que se serenara y se preparara para afrontar la muerte.
Al soldado le contaron lo que, según la leyenda, había sucedido en esos días en el convento: María de la Almudena, que había sido enterrada en el convento vestida de monja, se había aparecido a varias de las religiosas y había manifestado la alegría y felicidad que experimentaba su espíritu.
La sentencia de muerte se cumplió en el lugar habitual, la Plaza Mayor y al cadáver se le mutiló la mano, que fue clavada en un palo y colocada en el lugar del crimen, donde fue borrado el retrato del soldado.
Fuente: https://cosasdelosmadriles.blogspot.com/2016/10/leyenda-del-soldado-de-la-calle-barbieri.html