El verdugo fantasma de la Real Chancillería de Granada

En Granada ha habido varios verdugos pero sólo dos han pasado a la historia: Lorenzo Huertas, ejecutor a finales del siglo XIX, más conocido como el ‘Maestro Lorenzo’ o el ‘cortacabezas’, y Bernardo Sánchez Bascuñana, el último, fallecido en 1972.
La historia cuenta que los dos verdugos vestían de la misma manera cuando había que trabajar: con una capa negra y sombrero de ala ancha, y es así vestido como dicen que ha aparecido la extraña figura en la Real Chancillería.
La aparición contemplada por una antigua limpiadora se produjo una tarde del final de la primavera de 1988, alrededor de las ocho y media de la tarde, cuando todavía no había anochecido.
La limpiadora trabajaba en esos momentos, junto a otra compañera, en la parte superior del edificio y mientras limpiaba una de las ventanas interiores, de ésta le pareció ver una sombra en el piso inferior, en concreto en uno de los pasillos de la zona de la antigua Fiscalía.
En un primer momento, no le prestó demasiada atención a ello pero al poco tiempo la curiosidad hizo que volviera a acercar la vista a la ventana y viera, esta vez, no ya una sombra sino una figura indefinida.
La figura iba vestida con capa larga y sombrero de alas anchas y con gran asombro pudo constatar que el rostro del extraño personaje estaba completamente lívido y, si en él presentaba algún tipo de facciones, éstas eran apenas reconocibles.
Lo más extraño fue que la limpiadora apreció que entre el borde inferior de la capa y el suelo existía una amplia franja de aire, una distancia de unos centímetros en la que no se dejaba apreciar calzado alguno pues era como si la figura flotara en el aire.
Ante esta situación sintió un intenso escalofrío de miedo le recorría todo el cuerpo y mientras bajaba las escaleras en esta ocasión pudo ver con más nitidez al misterioso aparecido.
De repente, la limpiadora se dirigió hacia el fantasma que comenzó a perderse al fondo del pasillo, en un oscuro vestíbulo que desembocaba en una habitación que estaba cerrada.
La inquietud no hizo sino aumentar cuando las dos limpiadoras cayeron en la cuenta de que el lugar en el que se había perdido la extraña figura al final del pasillo, una vez traspasado el vestíbulo, era la habitación donde se encontraban los instrumentos del verdugo.
Cuando las limpiadoras se atrevieron a bajar las escaleras comentaron que creían haber sido testigos de una aparición, uno de los guardias civiles preguntó: “¿No vestiría ese fantasma capa y sombrero de ala ancha?”.
Fuente: http://historias-miedo-granada.ideal.es/2015/10/el-ultimo-verdugo-de-la-chancilleria/