Martin Bryant: La masacre de Port Arthur

En la primavera de 1996, Martin Bryant perpetró la peor masacre en Tasmania (Australia) hasta la fecha: mató a 35 personas e hirió a otras 23.
Desde temprana edad, el joven australiano mostraba signos de que era “diferente” ya que no se adaptaba y no encajaba con el resto de niños de su edad.
Pronto se le dio una explicación pues la causa principal radicaba en que su cociente intelectual era de 66, o sea, mucho más bajo que la media (entre 90 y 110).
Muchos calificaron esto como una discapacidad intelectual y rápidamente se extendió la noticia y entonces sus compañeros de colegio comenzaron a meterse con él y le apodaron “Stupid Martin”.
Esas burlas hicieron que Martin se alejara aún más y se aislara en su propio mundo pues a medida que pasaban los años, se volvió mucho más violento y agresivo.
Muchos aseguran que su falta total de empatía fue más evidente el día que su padre supuestamente se suicidó ahogándose ya que no pudo comprar el hotel Seascape: no ayudó a buscar el cuerpo y, en lugar de sentir pena, parecía regocijarse con la situación.
Los problemas de conducta de Martin Bryant no hacían más que aumentar y le diagnosticaron esquizofrenia y síndrome de asperger, un trastorno del comportamiento que, sin embargo, no justificaba su agresividad.
Tras ser expulsado del colegio y diagnosticado, le aconsejaron que llevara una vida tranquila y no trabajara pues parece ser que le concedieron una pensión de invalidez.
Sin embargo, no hizo caso a las recomendaciones, o sea, empezó a trabajar en la casa de Helen Harvey, una mujer rica de mediana edad de la zona de la que poco después se enamoró.
La relación con Helen parecía ir bien pero la adinerada mujer murió en un accidente de tráfico y a partir de ese instante la vida de Martin cambió por completo ya que tras recibir toda la herencia de su esposa empezó a gastar todo el dinero.
La tarde del 28 de abril de 1996, la agresividad de Martin Bryant llegó al límite, o sea, sentía que había llegado la hora de vengarse del mundo por las burlas que aguantó de pequeño.
Decidido a matar, el joven Martin se hizo con un rifle semiautomático en una tienda de la ciudad en la que no le pidieron la documentación. “Todo el mundo me recordará por lo que haré”, fueron las palabras que le dirigió a un vecino poco antes de cometer sus horribles crímenes.
Alrededor de la una de la tarde, entró en la cafetería Broad Arrow del centro de Port Arthur. Sin que nadie sospechara nada, tomó su almuerzo y al terminar se dirigió a la parte trasera del local.
Con la intención de grabar todo lo que iba a acontecer, un sádico Martin colocó una cámara en una de las mesas. Inmediatamente, sacó el rifle y comenzó a disparar y acribillar a balazos a la multitud pues en cuestión de segundos, mató a 20 personas.
Sus disparos continuaron hasta llegar al aparcamiento, donde acabó con la vida de más personas. Lamentablemente, estas no fueron las últimas ya que en su huida, más víctimas inocentes se cruzaron en el camino del asesino, que respondió matándolas.

El café Broad Arrow tras el tiroteo
Tras huir y atrincherarse en una casa después de matar a sus dueños, Martin Bryant prendió fuego al edificio y, envuelto en llamas, se entregó a las autoridades la mañana del 29 de abril de 1996.
A sus espaldas pesaban las muertes de 35 personas; 23 fueron a las que hirió de diversa consideración.
Tras los pertinentes exámenes psicológicos, se concluyó que Martin Bryant, a pesar de su condición intelectual, era plenamente consciente de sus actos y se le juzgó por ello.
El juicio tuvo lugar entre octubre y noviembre de 1996 pues en las primeras declaraciones a la policía Bryant no solo no explicó el motivo que le llevó a cometer la masacre, sino que ofreció respuestas contradictorias.
En un primer momento negó haber cometido el tiroteo de Port Arthur, algo rápidamente desmentido por los numerosos testigos presenciales y también rechazó el asesinato de los ocupantes del BMW, pese a admitir que lo había robado.
Por último, la defensa alegó una presunta enajenación mental causad por la discapacidad intelectual de su cliente, pero la estricta planificación que había seguido desmontó esta teoría, o sea, la investigación confirmó que había actuado en solitario, sin conocimiento de su círculo más cercano.
El jurado declaró a Bryant culpable de todos los cargos el 19 de noviembre de 1996 y tres días después el tribunal dictó sentencia condenando a Martin Bryant a una pena de 35 cadenas perpetuas sin revisión.
Desde 2015 permanece encarcelado en régimen de aislamiento en la prisión de Risdon Vale y se sabe que en más de una ocasión se intentó suicidarse en la prisión donde se encuentra recluido.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Port_Arthur