La encomienda de Monzón

La ciudad y el castillo de Monzón están situados en la orilla del Sosa, cerca del Cinca, debido a su situación en un lugar estratégico fue un punto especialmente importante durante la época de enfrentamientos entre los ejércitos islámicos y cristianos en el siglo XI.
El lugar había sido ocupado por los musulmanes el 714 y a finales del siglo IX lo fueron fortificando a partir de algunas construcciones anteriores de época visigótica.
Las luchas fronterizas y de poder en este territorio se intensificaron a mediados del siglo XI, en este contexto está documentada la intervención del Cid en una de las ocupaciones de Monzón, el 1083.
El lugar fue conquistado por Sancho Ramírez (rey de Aragón, 1063-94) en el año 1089, momento a partir del cual se puso la fortaleza bajo el gobierno de un castellano y esta situación se mantuvo hasta que tuvo lugar la muerte de Alfonso el Batallador (1134) que había testado a favor de las órdenes militares.
La intervención del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV en la resolución del legado testamentario hizo que en 1143 Monzón pasara a manos de la orden del Temple, entrega que fue ratificada luego en diferentes ocasiones por el papado.
Los templarios empezaron a organizar una encomienda con sede en el castillo y a su vez participaron en la repoblación de las tierras adyacentes tarea en la que intervino Pere de Rovira que fue maestre de la Provenza, Aragón y Navarra.
El primer comendador de Monzón fue Ramon de Cubells donde se llevó a cabo la construcción de diferentes dependencias, entre las cuales la capilla dedicada a San Nicolás.
Monzón adquirió una importante trascendencia dentro del Temple ya que por este lugar pasaron grandes personalidades de la orden y también se convirtió en sede de las Cortes del Reino en varias ocasiones.
El 1214, gracias a la intervención del papa Inocencio III, llegó al Castillo de Monzón Jaime I, que entonces sólo tenía 6 años, y quedó bajo la custodia de los templarios que se encargaron de su educación con la supervisión del maestre Guillem de Mont-rodon pues la estancia del Jaime I en Monzón se prolongó hasta en 1217 y el año siguiente comenzaba su reinado efectivo.
Desde la sede de la encomienda, los templarios se encargaron de los asuntos económicos, sociales y de justicia de un amplio territorio que se extendía alrededor de la ciudad de Monzón.
Esta situación terminó con la supresión de la orden, sus posesiones les fueron arrebatadas mientras que el comendador Berenguer de Bellvís se preparaba para la resistencia al cerco militar que se desarrolló entre el octubre de 1308 y mayo de 1309.
Los bienes de la encomienda fueron asignados a la orden del Hospital, que en 1317 ocupó las dependencias del castillo.
En el lado sur del recinto de la fortaleza están los restos de la iglesia de San Juan, que tuvo culto hasta que en 1414 se ordenó su traslado a la ciudad, a occidente del castillo, un edificio y que aún se conserva aunque fue reconstruido con posterioridad.
La encomienda hospitalaria pasó a depender de la castellanía de Amposta y el castillo fue objeto de varias reparaciones debido a los desperfectos causados por el asedio de 1308, a pesar de todo nunca recuperó el prestigio de la época templaria.
Sufrió los efectos de las guerras que fueron afectando el territorio entre los siglos XVII y XIX y a comienzos del siglo XIX tenía una utilidad básicamente militar y prácticamente había desaparecido la presencia hospitalaria, que se mantuvo en Monzón hasta la desamortización.
Fuente: https://www.monestirs.cat/monst/annex/espa/arago/cmons00.htm