Flavio Cesario

Flavio Cesario fue un político de Roma que sirvió al Imperio romano de oriente durante el reinado de los emperadores Teodosio I (r. 378-395) y Arcadio (r. 395-408).
Su primera mención se produjo entre 386 y 387, cuando ejerció el cargo de magister officiorum. Esta función fue dispuesta por Teodosio I en 387, junto con Elébico, con el fin de investigar la «revuelta de las estatuas» en Antioquía.
Cesario llevó a cabo su investigación, con especial atención a la situación de los ciudadanos, para los cuales pidió clemencia en su informe y el profesor de retórica antioqueño Libanio, le dio las gracias en un discurso al respecto.
A pesar de sus méritos, Flavio Cesario no fue nominado para ningún cargo de gran importancia, o sea, este período (388-395), correspondió al mandato del cónsul Rufino.
Después que Rufino es asesinado en noviembre de 395, Cesario ascendió a la posición de prefecto pretoriano de Oriente, y anuló una ley de Rufino en la cual se vetaban los derechos de los licios, principalmente el referente de los poderosos Flavio Eutolmio Taziano y su hijo Próculo, y el que cercenaba a la libertad de los arianos heterousianos.
Aunque se dedicó a deshacer parte del legado de Rufino, a Cesario no se le debe ser considerado como su adversario, como lo muestra el hecho de que emitió una ley que garantizaba a las viudas de los hombres proscritos, a no perder sus propiedades, lo cual benefició a la viuda de Rufino.
En el año 397, fue nombrado cónsul anterior con Nonio Ático Máximo, un antiguo prefecto pretoriano de Oriente y ser sucedido por el llamado Flavio Eutiquiano.
Cesario ocupó nuevamente la posición de prefecto pretoriano oriental y su mandato inició después del 12 de julio de 400, con su nombramiento por el oficial Gainas, y concluyó en 403.
Una inscripción en la antigua Trales certifica que Cesario adquirió el título de patricio, el cual, combinado con el de prefecto pretoriano y su condición de excónsul, puso a Cesario en la cúspide de las dignidades bizantinas.
Cesario compró el monasterio de los seguidores de Macedonio que había sido dejada como legado a los monjes por Eusebia, amiga de la esposa de Cesario, quien les había pedido que enterrasen las reliquias de los cuarenta mártires de Sebaste que guardaba en su casa.
Cesario posteriormente erigió un santuario para San Tirso, y también una tumba para él mismo, cerca del edificio. Sepultó a su esposa cerca de las tumbas de los cuarenta mártires, en algún momento durante el reinado de Teodosio II (r. 408-450).
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Flavio_Cesario