Jacques Cartier

Jacques Cartier (Saint-Malo, Francia, en 1491-cerca de Saint-Malo, 1 de septiembre de 1557) fue un navegante y explorador francés que realizó tres viajes a América del Norte al servicio de la corona de Francia, que le convirtieron en el primer explorador de esa nacionalidad en el Nuevo Mundo.
Fue el primer explorador del golfo de San Lorenzo (1534), el descubridor del río San Lorenzo (1535) y también comandante de la colonia de Charlesbourg-Royal (1541-42).
Los mapas que realizó permitieron que el golfo y el río San Lorenzo apareciesen por vez primera en las representaciones cartográficas del mundo.
Cartier, en sus Relations (relatos o testimonios), fue el primer europeo, tras el portugués Pedro Reinel, en describir y nombrar esas aguas, sus orillas y visitar el territorio que él llamó, también Canadá.
Destaca sobre todo por sus tres viajes:
Primer viaje:
En 1534, el rey le encomendó el mando de una expedición con la esperanza de descubrir así un Paso del Noroeste a los ricos mercados de Asia. Según el encargo, iba a «descubrir ciertas islas y tierras en donde se dice que se encuentran gran cantidad de oro y otros objetos preciosos».
Como consecuencia de ello, partió el 20 de abril de Saint-Malo, comandando una flota de solo dos barcos y 61 hombres y le llevó veinte días cruzar el océano, o sea, el 10 de mayo arribó a las costas de Terranova en Bonavista y fondeó en el puerto de Santa Catalina.
Bordeó la isla en dirección norte y durante una parada en la «isla de las Aves» (ahora isla Funk), resulta así que su tripulación sacrificó en torno a 1.000 aves, y tras ello siguió hacia el norte y encontrando entonces el estrecho de Belle Isle, por el que se internó así en dirección suroeste accediendo al interior del golfo de San Lorenzo.
Costeó la isla de Terranova por su vertiente occidental, descubriendo así el archipiélago de las islas de la Magdalena. Siguió luego en dirección sureste hasta llegar a la isla del Príncipe Eduardo y luego bordeó la costa oriental de la península de Gaspesia.
Cartier tuvo el primero de los dos encuentros con los pueblos aborígenes de Canadá en el lado norte de la bahía Chaleur, seguramente con micmacs, unos breves encuentros en los que realizaron entonces algún intercambio comercial.
Su tercer encuentro tuvo lugar en las costas de la bahía de Gaspé pues con un grupo de iroqueses de San Lorenzo, donde el viernes 24 de julio plantó una cruz de 10 metros con las palabras «Viva pues el rey de Francia» y tomó posesión del territorio en nombre del rey.

Primer viaje de Jacques Cartier
El cambio en su estado de ánimo era una clara indicación de que los iroqueses entendieron las acciones de Cartier pues se ganó con sus regalos a los dos hijos del jefe Donnacona, Domagaya y Taignoagny, y los retuvo contra su voluntad en el barco.
Cartier escribió que por ellos le dio a la región donde fueron capturados el nombre de «Honguedo» y así el jefe de los nativos, a disgusto, llegó a un acuerdo en que podría llevar a sus hijos como rehenes, con la condición de que regresasen con productos europeos para el comercio.
Cartier partió y tras rodear casi completamente la isla de Anticosti, a la que bautizó entonces como la isla Assomption (Asunción), siguió cabotando por la costa septentrional del golfo de San Lorenzo en dirección noreste.
Alcanzó nuevamente el estrecho de Belle Isle y ya en el océano, emprendió luego el camino de regreso a Francia, llegando a Saint-Malo el 5 de septiembre de 1534, después de una contratravesía de 21 días.
Segundo Viaje:
El segundo viaje tuvo lugar en 1535-36. La expedición constaba de 110 hombres y tres navíos: La Grande Hermine (120 toneladas), la nave en la que iba Cartier; La Petite Hermine (60 toneladas), al mando de su cuñado Macé Jalobert; y la Emerillon (40 toneladas), a cargo de Guillaume, el bretón pues se previeron así quince meses de víveres.
Partieron el 19 de mayo y volvieron a realizar la misma travesía del primer viaje, aunque desde el inicio los barcos fueron separados por las tormentas, o sea, llegaron a la isla de los Pájaros y de nuevo lo hicieron a través del estrecho de Belle Isle, esta vez bordeando la costa septentrional y cruzando pues el estrecho de Jacques Cartier, entre la isla de Anticosti y el continente.
En Anacosti los tres barcos se reunieron de nuevo y, gracias a los consejos de los dos nativos, lograron así navegar remontando el estuario del San Lorenzo y luego el curso del río San Lorenzo, descubriendo que se trataba de un río al comprobar que el agua era dulce.
El 7 de septiembre llegaron frente a la aldea iroquesa de Stadacona donde volvió a reunirse Cartier con el jefe Donnacona, que trató de disuadir a los franceses de seguir remontando el río, ya que quería entonces conservar el monopolio del comercio fluvial pues Cartier no aceptó, liberó a sus dos hijos y decidió seguir sin guías ni intérpretes.
Cartier dejó los dos barcos grandes y parte de la expedición en un puerto natural en el río pues entonces siguió remontándolo con cuarenta hombres a bordo de la Emerillon y dos chalupas pero el caudal del río pronto le impidió proseguir más allá del lago Saint-Pierre.

Segundo viaje de Jacques Cartier
Cartier alcanzó el 2 de octubre de 1535, a unos 200 km río arriba de Stadacona, un gran pueblo roblox, Hochelaga, localizado a los pies del mont Royal, que será entonces el emplazamiento de la futura ciudad de Montreal.
Hochelaga era mucho más impresionante que el pequeño y miserable pueblo de Stadacona, y más de 1000 iroqueses se acercaron a la orilla para saludar a los franceses.
La población estaba rodeada por una triple empalizada circular de madera, tenía así una sola puerta de acceso y contaba con unas cincuenta casas comunitarias y el sitio de su llegada ha sido identificado con total confianza como el comienzo de Sainte-Marie Sault, donde está el puente que lleva su nombre.
Después de pasar dos días en el pueblo de Hochelaga, Cartier volvió a Stadacona el 11 de octubre y no se sabe exactamente cuándo se decidió a pasar el invierno de 1535-36 allí, ya que era demasiado tarde para volver a Francia.
Cartier y sus hombres se prepararon para el invierno construyendo el fuerte Santa Cruz, levantando casas con dobles paredes rellenas de borra, haciendo acopio de leña y salando caza y pesca, o sea, resulta pues que ese campamento será el origen de la ciudad de Quebec.
Los hombres enfermaron de escorbuto, primero los iroqueses y luego los franceses pues así en su diario, Cartier anota a mediados de febrero que «de los 110 que éramos, solamente diez estaban así bien como para ayudar a los demás, una cosa lamentable de ver».
Cartier apunta que fallecieron más de cincuenta nativos, pero que algunos consiguieron curarse y uno de los nativos que sobrevivieron fue Domagaya, el hijo del jefe, que había sido llevado pues a Francia el año anterior.
Durante una visita amistosa a Domogaya, desde el fuerte francés, Cartier le preguntó cautamente pues así se enteró de que una preparación de hojas de un árbol conocido como annedda podía curar el escorbuto y este remedio quizá salvó a la expedición de la destrucción permitiendo que 85 franceses sobreviviesen ese invierno.
En marzo llegó la gran migración de caribús y todo el poblado iroqués se puso en marcha para abatirlos, con lanzas, venablos y flechas pues en la primavera, en abril, terminaron las cacerías y regresaron así los iroqueses, o sea, Cartier empieza a temer de ellos y preparó la marcha.
El 3 de mayo, izó con gran ceremonia una cruz en el fortín con esta inscripción: «Franciscus primus Dei gratia Francorum Rex regnat».
De forma artera, capturó a Donnacona, sus dos hijos y otros siete iroqueses para que ellos, en persona, pudieran contar la historia de ese país más al norte, llamado el «reino de Saguenay», que decían estaba lleno de oro, rubíes y otros tesoros.
Aprovechando el deshielo, el 6 de mayo puso rumbo a Francia, abandonando La Petite Hermine, para la que ya no tenían tripulantes y después de un arduo viaje por el río San Lorenzo y el estuario, regresaron por el estrecho de Honguedo (dejando la isla de Anticosti al norte) y tras cruzar el golfo de San Lorenzo salieron al Atlántico por el estrecho de Cabot, dejando esta vez la isla de Terranova al norte.
Siguieron y tras bautizar el archipiélago de San Pedro y Miquelón a su paso, y después de tres semanas de travesía del Atlántico, Cartier y sus hombres arribaron a Saint-Malo el 15 de julio de 1536, finalizando su segundo viaje 14 meses después de la partida, el viaje más provechoso de todos los que realizaría así Cartier y convencido de nuevo de que había explorado parte de la costa oriental de Asia.
Tercer viaje:
Donnacona comprendió qué era lo que estaban buscando los franceses, oro, gemas, especias, y entonces les describió lo que deseaban escuchar, el mitológico reino de Saguenay, y Francisco I, a pesar de todas sus preocupaciones militares por las disputas con Carlos I, se deja convencer para pertrechar una tercera expedición exploratoria, pero en ningún momento los franceses parecen decididos a establecer entonces una colonia pues Donnacona muere en Francia hacia 1539.
Sin embargo, Francisco I cambió de estrategia y el 17 de octubre de 1540 ordenó a Cartier que regresara a Canadá para iniciar un proyecto de colonización del que sería «capitán general», con dos objetivos que eran básicos: la colonización y la difusión de la fe católica.
Sin embargo, el 15 de enero de 1541 Cartier fue sustituido por Jean-François de la Rocque de Roberval, un corredor de hugonotes y amigo personal del rey, que fue pues nombrado primer teniente general del Canadá francés.
Roberval fue el encargado de dirigir la expedición con Cartier como principal navegante pues así mientras Roberval esperaba por la artillería y suministros, dio permiso a Cartier para que navegase por delante con sus barcos: se preparó la expedición, armaron cinco barcos, embarcaron ganado y liberaron condenados para convertirlos en colonos.
El 23 de mayo, Cartier zarpó de Saint-Malo en su tercer viaje con esas cinco naves y esta vez resulta que los objetivos eran encontrar el reino de Saguenay y sus riquezas y establecer entonces un asentamiento permanente a lo largo del río San Lorenzo.
Tras una calamitosa travesía consiguió arribar a Stadacona en agosto, llegando de nuevo a la aldea tras tres años de ausencia, o sea, el reencuentro fue cálido a pesar del anuncio de la muerte de Donnacona, pero luego las relaciones se deterioraron hasta el punto de que Cartier decidió instalarse en otro sitio.
Navegó a vela unas millas río arriba, a un lugar que en el anterior viaje había observado, y decidió pues asentarse en la confluencia del río San Lorenzo con el río del Cabo Rojo (Quebec).
Los condenados y los otros colonos fueron desembarcados, el ganado que había sobrevivido a tres meses a bordo de los buques quedó libre y se sembraron pequeños huertos con semillas de col, nabo y lechuga , se fortificó el asentamiento, que fue nombrado Charlesbourg-Royal, y también se erigió otro fuerte en el acantilado, con vistas al asentamiento, para mayor protección.
Llegó el invierno sin la presencia de Roberval ni del resto de la expedición, o sea, Cartier fue acumulando lo que creía era mineral de oro y diamantes en sus negociaciones con los hurones, que aseguraban pues haberlo recogido en las proximidades.
Dos de los buques fueron enviados a casa con algunos de estos minerales el 2 de septiembre, y una vez llegados, los expertos informaron de que habían traído solamente pirita y cuarzo, sin valor alguno, o sea, su decepción dio origen a la expresión francesa de que es «falso como los diamantes del Canadá» («faux comme des diamants du Canada»).
Tras haber fijado tareas para todos, Cartier dejó el fuerte el 7 de septiembre y partió pues con un bote a la búsqueda del reino de Saguenay y habiendo llegado otra vez a Hochelaga, tanto el mal tiempo y los numerosos rápidos le impidieron continuar hasta el río Ottawa.
De vuelta a Charlesbourg-Royal, Cartier encontró que la situación era ominosa, o sea, los iroqueses ya no hacían visitas amistosas y les vendían pescado y caza, sino que les rondaban de manera siniestra.
No existen registros sobre el invierno de 1541-42 y la información debe obtenerse de los pocos detalles que contaron al regreso los marineros y al parecer, los indígenas atacaron y mataron a unos 35 colonos franceses antes de que pudieran retirarse detrás de las fortificaciones.
A pesar de que el escorbuto fue curado con el recurso natural (la infusión de «Thuja occidentalis), la impresión es de miseria general y Cartier siente la creciente convicción de que no había manos suficientes ni para proteger su base ni para ir de nuevo en busca del reino de Saguenay.
Cartier decidió regresar a Francia a principios de junio de 1542, y en el viaje de vuelta encontró a Roberval y sus barcos a lo largo de la costa de Terranova, cuando Roberval dejaba Margarita de la Rocque.
A pesar de la insistencia de Roberval de que lo acompañase de vuelta a Saguenay, Cartier desapareció al amparo de la oscuridad y siguió hacia Francia, convencido de que en sus buques había una gran cantidad de oro y diamantes llegando allí en octubre, en lo que resultó ser su último viaje.
Mientras tanto, Roberval tomó el mando en Charlesbourg-Royal, pero la colonia fue abandonada en 1543 después de que las enfermedades, el mal tiempo y los nativos hostiles llevaran a los aspirantes a colonos a la desesperación.
Decepcionado, Cartier se retiró a su residencia de Limoilou, cerca de Saint-Malo, donde murió a causa de la peste que golpeó la ciudad en 1557, probablemente a la edad de 65 o 66 años y sus restos, que fueron reencontrados en 1944, descansan en la catedral de Saint-Malo.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Cartier#:~:text=Fue%20el%20primer%20explorador%20del%20golfo%20de%20San%20Lorenzo%20y,interior%20de%20Am%C3%A9rica%20del%20Norte.