Huelga de La Canadiense

Durante 44 días, entre febrero y marzo de 1919, la ciudad de Barcelona estuvo totalmente paralizada como consecuencia de una huelga ya que supuso una gran victoria de la clase obrera y ha pasado a la historia con un nombre propio la Vaga de la Canadenca.
Eran los tiempos de la Revolución Rusa y también era el momento del fin de la Primera Guerra Mundial, en noviembre de 1918, que supuso el fin de los viejos imperios y el nacimiento de nuevos países.
Los cuatro años que duró el conflicto habían supuesto un buen negocio para el empresariado hispano que, debido a la neutralidad de España en la contienda, comerciaba con ambos bandos.
En ese contexto de cambios políticos y sociales se produce un choque con dos protagonistas: la principal empresa eléctrica del país y la clase obrera organizada bajo el paraguas del sindicato anarquista de la CNT.
La empresa era la Barcelona Traction, Light and Power Company Limited, que había sidofundada en 1911 por el ingeniero norteamericano F. S. Pearson, con capital del Canadian Bank of Commerce de Toronto, de ahí su sobrenombre.
Su objetivo era producir y distribuir electricidad en la zona de Barcelona pues fue adquiriendo una serie de sociedades (eléctricas, tranvías, ferrocarriles…) y también llevó a término obras de infraestructura para el aprovechamiento hidroeléctrico en los Pirineos.

La empresa era la Barcelona Traction, Light and Power Company Limited
La empresa, que producía electricidad y controlaba las empresas consumidoras, tenía una de sus principales instalaciones en el Paral·lel, adquirida por Pearson al absorber la Compañía Barcelonesa de Electricidad del ingeniero Narcís Xifra. El perfil de sus tres chimeneas (la primera levantada en 1896 y las otras dos en 1912) aún domina el perfil de la ciudad y allí fue donde se inició la histórica huelga.
La huelga empezó al producirse el despido por parte de la empresa Riegos y Fuerzas del Ebro (filial de la Canadiense) de ocho trabajadores de las oficinas ya que unos días antes, habían pasado de ser trabajadores temporales a trabajadores fijos a la vez que la empresa decidía bajarles el salario.
Éstos, con su evidente descontento, recurrieron a su sindicato, la CNT, para que gestionara el conflicto y se produjo su despido inmediato.
El 5 de febrero, los trabajadores de la sección de facturación se declaran en huelga y exigen la readmisión de sus compañeros para volver al trabajo y buscan la mediación del gobernador civil, del alcalde y presidente de la Mancomunitat.
La empresa no cede y decide echar a los huelguistas, o sea, la huelga, lejos de solucionarse, se generaliza y el 8 de febrero la totalidad de la empresa se declara en huelga por lo que la empresa despedía a 140 trabajadores más.
La huelga afecta un servicio básico, la ciudad queda sin electricidad, y no circulan ni tranvías ni ferrocarriles, o sea, numerosas industrias quedan sin fuerza eléctrica.
La solidaridad obrera hace que más trabajadores se adhieren a la huelga, a los trabajadores de la Canadiense se unen los de la compañía de aguas y la del gas donde se pone en marcha una caja de solidaridad para así el permitir resistir a los obreros.

Barcelona durante la huelga de los trabajadores
La patronal, con el apoyo de la clase política, amenaza con despidos pues entonces se ordena la movilización de los trabajadores y ante la negativa se producen detenciones.
El castillo de Montjuíc, se llena de presos, pero los obreros responden con la censura roja, puesta en marcha por el sindicato de la industria de las Artes Gráficas según la cual se dejan de publicar informaciones que así perjudiquen la causa de la huelga.
Además, se toma la decisión de militarizar la empresa de electricidad y también se pone al cargo de la misma a ingenieros y miembros del ejército para que todo funcione con normalidad.
Ante la incapacidad de solucionar el conflicto por la vía represiva se hará una apuesta clara a través de una negociación que se produce tras un relevo en las autoridades.
Reunidos durante los días 15 y 16 de marzo el Comité de huelga, las autoridades y la empresa acuerdan poner fin a la huelga a cambio de liberar a todos los presos aún sin procesar, readmitir a los despedidos, el pago de media mensualidad del mes de la huelga, el incremento del salario y la aprobación de la jornada laboral de 8 horas diarias o 48 semanales.
El 19 de marzo, los obreros se reunen en un multitudinario mitin en la plaza de toros de las Arenas, en el que el secretario general de la CNT, Salvador Seguí, ante la oposición de la mayoría reunida, convence de los éxitos conseguidos y propone la vuelta al trabajo y la huelga llegaba a su fin pero no las reivindicaciones obreras.
El real decreto del 3 de abril de 1919 suponía el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas, o sea, después de los Estados Unidos (en 1886), Uruguay (en 1915) y México (en 1917) España sería el primer país europeo en conseguirlo.
Se llevaba a cabo así una de las reivindicaciones obreras que establecía la división del día en tres momentos equitativamente distribuidos: 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de instrucción-esparcimiento.
Fue una victoria difícil pues ante el incumplimiento de los acuerdos al no producirse la liberación de todos los presos detenidos, cinco días después del acuerdo se vuelve a declarar una huelga y meses después la patronal, insatisfecha con los avances conseguidos por el proletariado lleva a cabo el cierre de las fábricas.
Fuente: http://www.paseodegracia.com/historia/la-huelga-de-la-canadiense-y-la-jornada-de-ocho-horas/#