La misteriosa muerte de Michael Rockefeller

Michael Clark Rockefeller (18 de mayo de 1938; se presume que murió el 19 de noviembre de 1961) fue el quinto hijo del gobernador de Nueva York y futuro vicepresidente de los Estados Unidos, o sea, Nelson Rockefeller, y miembro de la cuarta generación de la familia Rockefeller.
Desapareció durante una expedición en el Asmat región del sudoeste de Nueva Guinea Holandesa y en 2014, Carl Hoffman publicó un libro que entraba en detalles sobre la investigación sobre su asesinato, en el que los aldeanos y los ancianos tribales admiten que Rockefeller fue asesinado después de que nadó hasta la costa en 1961. A pesar de estas afirmaciones, no se han registrado restos u otra prueba física de su muerte sido descubierto.
Después de asistir a The Buckley School en Nueva York y graduarse de la Phillips Exeter Academy en New Hampshire, donde fue estudiante senador y excepcional luchador universitario, En 1960 Rockefeller acabó sus estudios de Antropología y se graduó cum laude de la Universidad de Harvard con una licenciatura en historia y economía.
Una vez obtenido el título en la mano, Michael reunió a sus amigos y les confesó: “Tengo que hacer algo aventurero”, o sea, la aventura lo acompañó siempre pues dedicó su vida a descubrir tribus escondidas.
En su debut aventurero, Michael Rockefeller entendió que tenía que viajar a Nueva Guinea para estudiar la etnia Dani que eran en aquel entonces una tribu muy atractiva para los antropólogos, ya que son muy distintos al resto de indonesios.
Incluso a día de hoy se desconoce su origen y con todas sus ilusiones, Michael viajó hasta allí, estuvo con ellos, habló, los estudió y regresó enamorado de esa gente.
Luego volvió a viajar en una segunda ocasión, en la que fue una expedición conjunta de su universidad y el Museo Peabody pues el objetivo era asistir al “Festival de los Muertos” de la tribu Asmat y documentar todo, intercambiar tabaco por cráneos decorados, y aumentar la colección de arte primitivo que estaba en el Metropolitan Museum de Nueva York.
Era 1961 y empezaba la verdadera aventura de Michael donde realizaron una expedición para estudiar en sólo tres semanas a la tribu Asmat del sur de Nueva Guinea Holandesa Michael Rockefeller visitó más de 13 aldeas Asmat en solo tres semanas y se sabía que en aquel entonces practicaban el canibalismo.
Para poder conseguirlo, Rockefeller y sus compañeros (dos guías locales y un antropólogo holandés que se llamaba René Wassing) construyeron un catamarán a la manera de los nativos de la isla.
Por mar era la única manera de llegar por lo que se encontraron con un montón de impedimentos: una zona de manglares muy pantanosa y con fuerte presencia de cocodrilos.
La precaria embarcación que construyeron y en la que viajaba junto a René Wassing sufrió entonces un desperfecto y quedó a la deriva a una decena de kilómetros de la costa pues el agua inundó el motor y la frágil embarcación se fue a la deriva.
Ante esta situación, decidieron que los dos guías se lanzarían al embravecido océano para alcanzar pues a nado la costa y pedir ayuda. Mientras que los dos antropólogos aguardarían quietos en la embarcación.
Los dos guías se fueron nadando y Michael y René se quedaron esperando pues entonces al ver que no no llegaba nadie para rescatarlos, el joven Rockefeller, decidió hacerse cargo de la situación.
Fabricó una improvisada barca con dos bidones de gasolina se lanzó al agua y le dijo a su amigo: “Creo que puedo hacerlo” pues se alejó nadando y nunca más se supo de él.
René Wassing veía a Michael luchando contra el mar e intentando alcanzar la costa, él suspiró y entonces se mantuvo quieto para no dar más pistas a los tiburones que estaban en el mar.
Tras once horas de caminata, los guías locales habían logrado llegar al pueblo más cercano y pudieron así regresar para rescatar a los antropólogos y aunque solo pudieron hacerlo con Wassing les dijo: “Creo que puede haber llegado a la costa“, repetía cuando le consultaban por Michael.
Entonces encontrar a Michael era el objetivo inmediato y para eso llegó el ejército de Países Bajos (la isla era en aquellos años colonia neerlandesa) y distintas flotas de Estados Unidos.
Junto a 7000 hombres de la región empezaron a recorrer la selva con el objetivo de encontrar cualquier rastro y también el padre y la hermana gemela de Michael llegaron a la isla con la idea de encontrarlo con vida pero nada de eso ocurrió.
De Michael, sólo encontraron fueron los dos bidones con los que había intentado llegar a la costa pues a un rastreo intenso ya que después de una semana, se suspendió el rescate por lo que el padre y hermana regresaron tristes a Nueva York, o sea, no podían ni querían creer que Michael hubiera muerto.
Los rumores y teorías sobre el paradero de Michael no se detuvieron jamás pues así en 1971, la revista norteamericana Focus publicó las declaraciones de un misionero neerlandés que afirmaba que Michael Rockefeller había sido asesinado al llegar a la costa, herido de un lanzazo al alcanzar la playa, rematado a hachazos y devorado por los Asmat como venganza por la muerte de tres de sus jefes en manos de una patrulla neerlandesa pero no aportó ninguna prueba que diera credibilidad a su relato.
Sin embargo, hubo una teoría que se extendió: la del canibalismo. Incluso alguien, al observar las fotos que se conservaban de Michael junto a los Asmat, determinaba que si los nativos estaban sonrientes era porque ya pensaban en el placer de degustar la carne del joven blanco.
El caso se hizo famoso y el misterio perduró en el tiempo pero a pesar de ello el joven Rockefeller dejó un legado como etnógrafo que incluyó más de 4000 negativos en blanco y negro, testimonio de su visita a las tribus de los Dani y los Asmat.
La familia Rockefeller recibió infinidad de cartas para saber el paradero de Michael, o sea, unos se ofrecían a intentar recuperar el cráneo de Michael y otros afirmaban haberlo visto vivo en alguna otra tribu de la zona pero nadie se animó a descartar la teoría, ni tampoco afirmarla.
Fuente: https://www.a24.com/mundo/michael-rockefeller-su-fatidico-destino-y-una-muerte-misteriosa-devorado-canibales-y-cocodrilos-n862019