Batalla del Garellano (1503)

Fue un enfrentamiento bélico entre las tropas francesas y españolas que tuvo lugar en 1503, durante las guerras de Italia de comienzos del siglo XVI por el dominio de Nápoles y Sicilia.
A pesar de las adversidades, Gonzalo de Córdoba estaba decidido a entablar combate en aquella ocasión en vez de retirarse y esperar la llegada del buen tiempo, o sea, ello fue posible gracias a la llegada de refuerzos desde Nápoles, y especialmente de las tropas de Bartolomé Albiano.
Sin embargo, el plan que tenía en mente el Gran Capitán comenzaría por hacer creer a Saluzzo que se retiraba, y días antes de la batalla realizó varios desplazamientos de tropas para simular que iniciaba un repliegue hacia el Volturno.
El marqués relajó entonces la vigilancia, movió soldados hacia retaguardia y permitió a los oficiales descansar así en los pueblos vecinos.
Incluso concertó una tregua navideña para los días 25 y 26, al término de la cual, los franceses, que ya no esperaban la ofensiva enemiga, seguían sin estar alerta lo que fue aprovechado por Córdoba para situarse en ciertos puntos claves y lanzar a continuación su ataque por sorpresa.
La idea era cruzar el río mediante tres pontones ensamblados, que ya se estaban fabricando con ello desde hacía varias semanas en el castillo de Mondragone bajo la dirección de Juan de Lezcano.
La noche del día 27 el ejército español estaba reunido cerca de Sessa, en un pueblo llamado Cintura así muy próximo al paso tendido con barcas encadenadas y controlado por los franceses, que daba acceso a Traietto en cuyas cercanías se situaba el real francés.
Al oeste, siguiendo el trazado de la Vía Apia, también poseían los de Saluzzo Mola, además de la fortificada Gaeta, al sur, en la desembocadura, la Torre del Garellano y al norte se concentraban en Vallefredda, Castelforte y Suio.
Sería cerca de esta última villa, desde la orilla opuesta, a donde se desplazarían los españoles por la noche para armar el puente y pasarlo al amanecer del día siguiente.
Gonzalo de Córdoba planeó dividir el ejército en tres cuerpos: 1) el de Alviano (fundamentalmente caballería) así cruzaría rápidamente en vanguardia el Garellano por los pontones para envolver por sorpresa a los franceses por su flanco izquierdo; 2) Le seguiría luego un cuerpo central con el propio Córdoba al frente y 3) en Cintura quedarían los hombres de Fernando de Andrade y Diego de Mendoza, para no levantar sospechas y atravesar el puente francés una vez ejecutada con éxito la operación anterior.
La madrugada del 27 al 28 salieron de Cintura Alviano y Córdoba, a los que se unió la expedición de Lezcano que así partió de Mondragone y al norte de la última posición francesa cercana a Suio se escogió un tramo fluvial estrecho, de poca profundidad, de orillas firmes y fuera de la vista del enemigo, y en él, antes de amanecer, trabajaron los hombres de Lezcano en el ensamblaje y fijación de los pontones.

Movimientos de las tropas durante la batalla
Al alba del 28 de diciembre, los 3.000 hombres de Bartolomé Albiano cruzaron súbitamente el recién tendido puente y le siguió el cuerpo central dividido a su vez en tres partes: Diego García de Paredes y Pedro Navarro al frente de 3.500 rodeleros y arcabuceros; después la caballería pesada (30 jinetes) y ligera (200) de Próspero Colonna; y finalmente así el Gran Capitán con 2.000 lansquenetes alemanes.
Las desprevenidas guarniciones francesas de Suio (300 ballesteros normandos) y Castelforte no pudieron así detener la inesperada avalancha que se les vino encima y huyeron en desbandada y Vallefredda, defendida por Ivo d’Allegre, cayó con escasa resistencia.
Hasta el final del día, e incluso después durante la noche, las tropas españolas se dedicaron a consolidar las posiciones y a hostigar sin descanso a los franceses que escapaban.
Por la noche Saluzzo recibió noticias de lo acontecido y convocó un consejo de guerra que resolvió retirarse a Gaeta y era algo que el marqués ya había pensado hacer organizadamente, pero esta insospechada y repentina pérdida de un sector en teoría tranquilo le halló desprevenido y sin tiempo para planearla.
Se hubo de realizar entonces en las peores condiciones posibles: de noche, deprisa, con un incesante acoso enemigo, durante una fuerte tormenta y sobre barrizales que dificultaban sobremanera (cuando no impedían) la marcha y así el traslado de carros y piezas de artillería.
Por ello se decidió desmontar las barcas del paso cercano a Traietto para trasladar en ellas varias de las piezas río abajo hasta la desembocadura, y de ahí por mar hasta Gaeta. Sin embargo, acabaron hundiéndose por el fuerte oleaje en el Tirreno y algunas fueron capturadas por los españoles.
La mañana del 29 las tropas españolas entraron en el ya abandonado real francés y el Gran Capitán mandó reconstruir en la medida de lo posible la pasarela francesa sobre el Garellano y al tiempo iniciar la persecución de Saluzzo, o sea, ordenando a Colonna marchar de inmediato en vanguardia de ella.
Para evitar el escape (y posterior atrincheramiento en Gaeta) de los franceses decidió envolverlos pues entonces envió a Albiano por el norte, cubriendo todo el flanco izquierdo galo, para que luego bajara por el oeste hasta Gaeta.
El embolsamiento se completaría con la formación del ala izquierda española por parte de Andrade y Mendoza, que así esperaban el tendido del improvisado paso para iniciar el avance más cercano a la costa.
Poco antes de llegar a Mola, los hombres de Saluzzo se toparon con un obstáculo natural a modo de cuello de botella pues debían atravesar una pequeña pasarela en un estrecho desfiladero, que por la reciente crecida del río que salvaba se había hecho sumamente insegura.
Pierre Terraill (conocido como el caballero Bayardo), quien ya había sobresalido durante el resto de la campaña, y más recientemente la noche anterior repeliendo desde la retaguardia los acuciantes ataques enemigos, decidió entonces el presentar batalla en el lugar con la caballería pesada (los llamados «hombres de armas») de que disponía.
A pesar de estar ésta muy menguada en número, acometió con tanto ímpetu a la vanguardia de Colonna que la hizo retroceder atropelladamente hasta topar con la columna de infantería dirigida por Córdoba que marchaba entonces a continuación.
Cundió el desconcierto entre las primeras filas de ésta, compuestas por lansquenetes, que quedaron inmóviles así sin saber cómo reaccionar.
Mediante vehementes arengas y abriéndose paso a caballo entre ellos, el Gran Capitán consiguió organizarlos en un cuadro para hacer frente a la siguiente carga de caballería que lanzó Bayardo.
No pudo el francés superar a los piqueros germanos, cuyas formaciones se caracterizaban por su robustez y disciplina, y perdió a la mayoría de sus hombres en el embate.
Hacia la tarde, la llegada al frente de Andrade y Mendoza decantó la victoria hacia el lado español, a la vez que Albiano enfilaba ya el camino hacia Gaeta.
Saluzzo se enteró de esto último, y temiendo por ello quedar irremediablemente rodeado, ordenó una retirada general que se convirtió en la práctica en una caótica huida desesperada en la que perecieron o fueron hechos prisioneros así cientos de soldados, que además abandonaron gran cantidad de material militar del que se apoderaron más tarde los españoles.
Por el contrario, Bayardo volvió a dar muestra de su arrojo, tenacidad y lealtad luchando con bravura hasta que cayó la noche (cuando ya exhausto acudió a refugiarse a Gaeta), cubriendo así en parte a sus compañeros.

El caballero Bayardo defendiendo el puente en Mola
Las tropas españolas recorrieron rápidamente los últimos kilómetros de la persecución, confluyendo en Mola y luego doblegando allá la débil oposición del genovés Bernardo Adorno, enviado por Saluzzo solo para ganar algo más de tiempo, y dando así fin a la batalla.
Al día siguiente la ciudadela de Gaeta, donde se refugiaron los últimos supervivientes, ya estaba cercada por lo que los franceses hicieron una oferta de rendición, que fue aceptada, y el 1 de enero de 1504 Saluzzo y el Gran Capitán resulta que firmaron la capitulación.
En ella se establecía el intercambio de prisioneros y se permitía la libre salida, por mar o tierra, de las tropas francesas y a tal efecto Gonzalo de Córdoba cedió dos carracas recientemente capturadas al enemigo, en las que viajaron Saluzzo, los altos oficiales y cuantos otros soldados cupieron en ellas pues el resto hubo de hacerlo a pie.
Tanto unos como otros sufrieron grandes penalidades en el trayecto. De entre los primeros, gran cantidad murieron a bordo a causa de la malaria contraída o las heridas de la campaña. Los segundos vivieron un tortuoso recorrido a lo largo de Italia: fueron atacados por los lugareños en venganza por los saqueos y violencias a los que entonces se les habían sometido, y padecieron (o murieron a causa de ellas) el hambre y las enfermedades. Finalmente solo regresó a casa aproximadamente un tercio del ejército francés.
La victoria del Garellano tuvo importantes repercusiones militares y políticas ya que entonces expulsó definitivamente a los franceses con contundencia, y esto, junto a las derrotas sufridas en el Rosellón, hizo que Luis XII desistiera entonces de continuar la guerra con España.
A fines de enero su embajador firmaba en Santa María de la Mejorada una tregua con los Reyes Católicos y más tarde el posterior tratado de Lyon con Fernando el Católico daba fin oficialmente a la Segunda Guerra de Italia, reconociendo al segundo la posesión del Reino de Nápoles.
Con ello mejoraba la situación política de España, que aseguraba su posición en Italia y quedaba junto a Francia (en el norte) como el principal poder en dicha península. Y entre ambos, varios Estados notablemente menos fuertes que ellos.
Esta batalla es la última que dirigió personalmente Gonzalo de Córdoba, pero las tácticas que mostraron así en ella las tropas que él mandaba perduraron, junto con el resto de sus concepciones militares, en el ejército español.
Los oficiales que sirvieron a sus órdenes en las dos Guerras de Italia recogieron sus enseñanzas y las aplicarían luego en futuras ocasiones.
El movimiento de apertura que ejecutó el Gran Capitán el día 28 en el Garellano se considera así una de las maniobras envolventes más logradas de la historia militar, o sea,se trata de un ejemplo preciso de cómo atacar y luego cubrir con ello un solo flanco del enemigo.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_Garellano_(1503)